“Cada 31 de agosto se detiene el
tiempo y explota mi alma, mi memoria. Cada 31 de agosto tu rostro y tu cuerpo
se despedaza... dejando esquirlas regadas para siempre en este corazón y vida
mía que no descansa, que te busca en todas partes, en todos los rincones de mi
existencia…”
Con estas hermosas y emotivas palabras pronunciadas por
Gladis Barrios, la hermana de Marcelo, combatiente del Frente Patriótico Manuel
Rodríguez, quien fue asesinado por integrantes de la Armada de Chile el 31 de
agosto de 1989, se inició el acto de conmemoración y homenaje en la sede
vecinal de la población 18 de Septiembre, en el cerro Yungay de Valparaíso.
El grupo de bailes andinos “Tinku San Simón”, con sus danzas y coloridos trajes, en las afueras de la sede
vecinal y en frente de un mural de Marcelo Barrios, dieron la partida a esta conmemoración,
para decir que más allá del dolor que significa recordar la muerte de un joven
rebelde, su resuelta lucha en contra de la dictadura estuvo llena de vida,
alegría, color y hermosura.
Al interior de la sede vecinal, en cuyas paredes y
ventanales estaban colocados los rostros de numerosos compañeras y compañeras
caídos durante la lucha en contra de la dictadura, y luego de las palabras
pronunciadas por Gladis, se hizo presente la Agrupación Comunitaria de Teatro
“Transeúntes”, de Villa Alemana, quienes pusieron en escena una potente obra de
denuncia y de resistencia contra el olvido.
El conductor del acto expresó que “todos los años, cuando
comenzamos estas actividades, como que se anuda un poco la garganta, pero
después se va soltando con el calor que se va generando entre todos los
compañeros y compañeras que están participando acá. “
Gonzalo, un compañero de militancia y lucha de Marcelo
Barrios entregó su testimonio, manifestando:
“Entiendo que es la primera vez que algunos compañeros de Marcelo nos
hacemos presente acá. No obedece a una situación de olvido ni nada parecido,
Marcelo ha estado siempre, está y va a estar en cada uno de los pasos que demos
en función de poder algún día construir una patria socialista, como el soñaba.
Marcelo no era un extraterrestre, era un joven común y corriente, como muchos
de los que hay aquí ahora, que tenía un compromiso de vida con un proyecto de
sociedad diferente, un proyecto de sociedad que garantizara la felicidad para
todos los seres humanos. Este compromiso que asumió, no solamente lo hizo
militando en el Frente Patriótico, sino que de mucho antes, cuando integró la
Dirección Colectiva del Partido Socialista. Marcelo era un joven con un
compromiso político sólido que lo llevaba a enfrentar sus tareas políticas,
revolucionarias, con valentía, con audacia, con seriedad, con honestidad. Ese
compromiso, que entregó la formación rodriguista, desborda lo que fue nuestro Movimiento
hacia todos los jóvenes que hoy día se ven representados por el sacrificio de
Marcelo, por la forma de vivir la rebeldía de Marcelo, y eso es un ejemplo que
no se perderá, porque Marcelo se convirtió en un patrimonio de los jóvenes que
siguen luchando. Nos sentimos orgullosos de haber estado con él. Marcelo era
feliz cuando asumía las tareas operativas que se le encargaban. En vez de estar
asustado, se reía cuando íbamos a la operación. Marcelo enfrentó con dignidad
al enemigo, estuvo en la torre, en la radio, en el sabotaje, en la recuperación
de armamento. Marcelo estuvo organizando a la juventud y tiene un vínculo
imperecedero con esta población, no solo porque murió acá, sino porque se
vinculó al trabajo de esta población. Por ejemplo, cuando nuestra organización
asume que la dictadura no iba a respetar el Plebiscito, toma una medida
trascendental que es la preparación de la resistencia frente a la represión que
se desataría con posterioridad al Plebiscito, y Marcelo, quizás por una
decisión azarosa, fue destinado a esta población para preparar la resistencia y
la defensa . Esto es poco conocido, pero él estuvo aquí y se vinculó desde el
corazón con esta población. Él estuvo dispuesto a morir acá la noche del
Plebiscito. De alguna forma cerró un círculo, porque ahora es parte de esta
población, junto a los otros compañeros que vivieron la represión, como Jesús o
el compañero Abraham. Entonces Marcelo tiene un vínculo indisoluble con los
pobladores, con las pobladoras de esta población. Él fue mi hermano, mi
compañero de armas, muy alegre, muy mordaz y enfrentaba siempre la vida con
alegría.”
Soledad y Eduardo, amigos y compañeros de juventud de
Marcelo, se hicieron presentes para contar algunas cosas y plasmar la vida de
Marcelo mediante l interpretación de tres canciones. Soledad manifestó: “Con
Marcelo compartimos parte de su vida en Punta Arenas, durante una de las etapas
más bonitas que hay en la vida que es la adolescencia, donde obviamente tenemos
muchos ideales y esperanzas de un mundo mejor. Esto no ha parado y Marcelo
sigue presente, hoy estamos acá por él. Era muy alegre, como ya se dijo, le
gustaba cantar y lo hacíamos en los festivales del colegio o con amigos que
compartimos esa etapa.
Vamos a cantar tres canciones, buscamos canciones que se identificaran
con su vida y que a él también le gustaban. La primera es “Aquellos soldaditos
de plomo”, de Víctor Heredia, y cuando escuchen la letra van a saber por qué le
gustaba tanto esa canción. Esa canción
representa como la primera etapa, la etapa de la ilusión, del ¡vamos para
adelante!, representa lo que quería hacer él, y fue lo que realmente hizo. La
segunda canción representa una parte más enérgica, que es “Maldigo del alto
cielo”, de Violeta Parra, ahí se desata toda la ira y toda esa energía en
contra del sistema; y para terminar este recorrido musical dentro de su vida,
una canción esperanzadora, “Como la cigarra”, de María Elena Walsh, que nos
dice que todos los días morimos y todos los días tenemos que volver a
levantarnos y vivir, porque la lucha continúa.”
Por su parte, Eduardo, al finalizar la actuación, expresa
que “hay
pocos que pueden dejar el legado de dar la vida, ya que no hay nada más
importante que dar tu vida y por eso estamos acá, por Marcelo. Compartas o no
compartas sus ideas tienes que reconocer que son pocas las personas generosas
en este mundo que llegan a dar su vida, como las madres nos dieron la vida a
nosotros. Yo sé que su muerte le rompió el corazón a su madre, pero era para
generar nuevos corazones.”
Después de esta intervención musical hizo uso de la palabra la compañera Miriam,
integrante del Comité por la Recuperación del Cuartel Borgoño de Santiago,
quien conoció a Marcelo Barrios en los años ochenta compartiendo la militancia,
desde la juventud Socialista, sector “Comandantes”. En sus palabras, Miriam
manifestó:
“ Ayer le rendimos un homenaje en el Cuartel Borgoño. Todos viernes,
desde hace tres años, estamos haciendo ocupación del espacio para recuperarlo,
pero como una Memoria Activa. En el caso de ayer esa memoria se llamó Marcelo
Barrios. Recordando un poco los pasajes de la vida de
Marcelo, esta viene desde los inicios de los ochenta. Cuando hablamos de
“puntanerazo”, el primer acto de repudio que se le hace a Pinochet estando presente
allí en Punta Arenas en marzo del 84, estamos hablando de Marcelo Barrios. En
esa época de las protestas hubo también una ocasión en que se atacó una
Comisaría en la Población 18 de Septiembre de Punta arenas, curiosamente este
barrio tiene el mismo nombre que acá, y hablar de esos hechos es también hablar
de Marcelo Barrios. Marcelo estudió en el Liceo San José, fue expulsado de ahí
y terminó su enseñanza media en el Liceo de Hombres de Punta Arenas. Podemos
también decir con orgullo que la semana pasada el Concejo Municipal decidió
poner una Placa en recuerdo a Marcelo Barrios en el Liceo de Hombres. El año 87,
Marcelo llega a Santiago, perteneciendo aún a los “comandantes” del
Partido Socialista. En ese momento, para contextualizar, ya se veían las
negociaciones para una salida pactada a la dictadura y era un momento de
definiciones, y Marcelo, como muchos otros compañeros y compañeras, estábamos
por posturas más radicales y creíamos que todavía era posible hacer la
revolución en este país. Después de algunos meses supe que Marcelo se había
integrado al Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Nos volvimos a ver el año 88
en Santiago, antes del Plebiscito y esa fue la última vez que conversé con
Marcelo (…)
Pasó lo del año 89 y cuando supimos de la
muerte de Marcelo fue terrible, pero no nos podemos quedar en eso y por eso en
Borgoño le damos un sentido vivo a la memoria. Es verdad que las memorias son
importantes, pero también es importante el carácter que le damos a la memoria y
a la lucha. Son importantes las Placas de Memoria, pero más importante es
rescatar el proyecto por el cual Marcelo dio la vida. No creemos en esa memoria
fosilizada, en esos sitios de memoria que sirven solo para postular a
proyectos, nosotros creemos en una memoria que rescata la memoria de lucha de
todos nuestros compañeros, porque creemos que la lucha continúa. Hoy tenemos ad portas una
Protesta Nacional el 5 de septiembre y el mejor homenaje que le podemos hacer a
Marcelo es luchar como lo hizo él.”
Algunos integrantes de las organizaciones sociales, de
derechos humanos y colectividades políticas presentes en este acto rindieron
también homenaje al combatiente popular Marcelo Barrios. Así lo hizo Eduardo Morris, a nombre de la Agrupación de
Familiares de Ejecutados y Ejecutadas Políticas, Alicia Zúñiga de la Comisión
de Derechos humanos de Valparaíso y el compañero Manuel Cortés como vecino y
luchador popular del sector. Se
resaltó, además, que “así como se realizan estos actos de
memoria, hay compañeros que siguen resistiendo y luchando desde las cárceles
contra toda la institucionalidad burguesa que los reprime, como es el caso de
Mauricio Hernández Norambuena, por el cual debemos poner todas nuestras energía
para exigir y lograr su libertad.”
Con la participación del conjunto musical “Impronta Valpo”
finalizó el acto político cultural realizado en la sede de la Junta de Vecinos
de la Población 18 de Septiembre, para iniciar la “Marcha de las Antorchas”
que, partiendo desde la sede, recorre las calles del cerro Yungay para luego
internarse por un sendero de tierra hacia la casa en que fue asesinado Marcelo
Barrios el 31 de agosto de 1989. En el frontis de esta morada se realizó un
pequeño acto en donde representantes de algunas organizaciones de Derechos
Humanos y colectividades políticas presentes, entregaron sus saludos, homenajes
y reflexiones en torno al momento actual y las luchas del presente.
Como cierre de esta
jornada de conmemoración, Gladis Barrios dio lectura a un potente texto
dedicado a su hermano, denominado por ella
“Palabras para mi hermano”, cuyo párrafo inicial encabeza esta
crónica, donde expresa:
“(…) Cada 31 de agosto, inevitablemente, porfiadamente, se convierte en
el 31 de agosto de 1989 y transita, desde ese día, de ese año, tu muerte, tu vida
toda, hermano del alma mía; hermano de
mis días, de juegos y soles; hermano caminando, jugando y cayendo entre el frío
hermoso y la nieve poderosa de nuestra amada Punta Arenas; sonrientes, plenos
de amor, alegría y anhelos, transitando sin darnos cuenta a la juventud de
nuestras vidas.
Tú, mi amado hermano menor, empujaste las interrogantes y sueños desde
siempre. Desde tu niñez y adolescencia escudriñaste los saberes de los viejos
luchadores de nuestro pueblo, cual caminante de incontables búsquedas del por
qué, del cómo, del cuándo; del cuando se levantaron las cadenas en dignidades
de tu pueblo y allí indagaste, preguntaste, encontraste respuestas que abrieron
tu universo en un sinnúmero de acciones que te construyeron como un luchador
social, como un combatiente del pueblo.
Pero en esta historia resplandece cada instante familiar, cada momento
cotidiano junto a ti, a nuestra madre, a nuestros hermanos, cada uno de estos
instantes fueron y son imperecederos,
aunque escasos por la decisión inquebrantable de darlo todo como
combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, para luchar sin transar
incansablemente por la libertad y la dignidad de nuestro pueblo, en el tiempo
de la muerte, en el tiempo del horror, el terror fascista, en la dictadura
cívico militar que desangraba Chile.
(…) Un operativo de 200 sujetos
de la muerte rodearon tu casa aquí en el cerro Yungay, dinamitaron tu casa,
acribillaron tu casa, se ensañaron con tu vida y con tu cuerpo. Más de 500
impactos de bala en paredes, techo y suelo, y tu cuerpo, con más de 150
orificios de perdigones y nueve cobardes balas de fusil, escopeta y pistola.
Con el tiempo entendí que usaron una técnica de exterminio, de tortura y de
dolor.
(…) Por eso y por todo lo que vino después de tu cobarde asesinato,
hermano mío, es que cada 31 de agosto se desata una agonía que explota en mi
alma, porque cada 31 de agosto es el 31 de agosto de 1989, entonces quedo
enmudecida aunque hable, me quedo detenida aunque camine.
(…) Marcelo revive en ustedes, jóvenes que rescataron la memoria, que
retomaron la lucha y no transan la dignidad, el derecho a rebelarse y a
construir otro mundo. Revive en sus sueños, en sus alegrías, en sus esperanzas.
Revive en las jóvenes feministas, que han dado un ejemplo sin igual de
resistencia, siempre.
Mi sueño, hoy más que nunca, es que se sumen a la lucha por la memoria,
que se incorporen con toda sus fuerzas a la resistencia al olvido, que nos
acompañen en cada batalla por la memoria, por la verdad, para que ningún
criminal de lesa humanidad quede o ande libre.
(…) Creo y siento que Marcelo
está aquí, donde soñó, donde luchó sin claudicar, a pesar de todo y contra todo.
Por eso, a treinta años de tu asesinato:
¡MARCELO BARRIOS PRESENTE, LA LUCHA CONTINÚA!”
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 31 de agosto 2019
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