“(…) avísales a todos que
Miguel estuvo más alto que nunca,
que nos dijo adelante cuando la ráfaga escribió su nombre en las estrellas,
que cayó de pié como vivió (…)” Gonzalo Rojas
La ceremonia terminó con el himno “Trabajadores al Poder”,
interpretado a dúo por Juan Carlos Pino y Flopy , canción que fue coreada por
todos y todas quienes participaron en esta actividad de conmemoración de los 44
años de la muerte en combate de Miguel Enríquez, en Santiago, un 5 de octubre.
que nos dijo adelante cuando la ráfaga escribió su nombre en las estrellas,
que cayó de pié como vivió (…)” Gonzalo Rojas
La Red Solidaria Casa de Miguel convocó el pasado 5 de
octubre a un acto de memoria y homenaje a Miguel Enríquez, en el Cementerio
General de Santiago.
A mediodía, algunas decenas de compañeras y compañeros se
reunieron en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos, desde donde partieron
en una marcha hacia la tumba de Miguel. La columna de participantes se ubicó detrás de
la bandera del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y durante el recorrido se
detuvo frente a las sepulturas de Paulina Aguirre, los hermanos Vergara Toledo
y Víctor Zúñiga, lugares en donde se depositaron claveles rojos y se realizó
una semblanza de las compañeras y compañeros.
La primera detención fue frente al nicho en donde descansan
los restos de PAULINA AGUIRRE. Una de las compañeras conductoras de esta
ceremonia leyeron el siguiente texto:
“Saludamos y recordamos a la joven revolucionaria PAULINA ALEJANDRA
AGUIRRE TOBAR, militante del MIR cuyo nombre político era “Luisa”, trabajó
cinco años en la clandestinidad y acababa de cumplir 20 años cuando miembros de
la CNI le dieron muerte a balazos, en una emboscada disfrazada de
enfrentamiento, la medianoche del 29 de marzo de 1985, en el sector El Arrayán.
El terror impuesto por la dictadura quería eliminar a los antiguos militantes y a
la juventud rebelde que daba continuidad a las luchas populares. Paulina dejó
los siguientes versos a su padre Luis Aguirre, también militante del MIR:
“Cuando el dolor/la sangre, el odio y la muerte/son necesarios/miles de manos se
tienden/para tomar las armas./acuérdense ustedes de mí/Siempre”.
Luego de que todas y todos los asistentes corearan la
consigna “Compañera Paulina Aguirre ¡Presente!¡Ahora y siempre!”, el corteo
continuó hacia la tumba de los hermanos Vergara Toledo, donde algunas participantes depositaron claveles rojos, para luego saludar y recordar
a “
RAFAEL Y EDUARDO VERGARA TOLEDO , igualmente militantes del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinados en la Villa Francia, donde la
siniestra mano de la dictadura cercenó la vida y los sueños de ambos hermanos,
hijos de la rebeldía. Ellos representan la convergencia entre cristianismo y
revolución, son símbolos y ejemplo de lucha contra el régimen
militar-empresarial que implantó el terrorismo de Estado en Chile.”.
Los caprichos de la vida han determinado que en un espacio de menos de doscientos metros, se
encuentren cuatro combatientes del MIR,
Paulina de 20 años, Rafael de 18 años, Eduardo de 20 años y Víctor Zúñiga
Arellano de 30 años de edad al momento de su muerte, asesinado por Gendarmería
el 18 de octubre de 1985, cuando intentaba fugarse de la Penitenciaría de
Santiago. También sobre su tumba quedaron claveles rojos como símbolo de
homenaje de sus compañeros y compañeras de lucha, y al igual que con Paulina,
Rafael y Eduardo, su nombre gritado al viento con energía, fue seguido de un
potente ¡Presente, ahora y siempre!
Unos quinientos metros más adelante, poco antes de la
intersección de las calles México y Los Alerces, en un sencillo nicho ubicado
en la tercera fila de una pared de cinco niveles, se encuentran depositados los
cuerpos de Miguel y sus padres, en cuya jardinera fueron depositados claveles
rojos, se desplegó una pequeña bandera del MIR y un afiche en su homenaje con
la frase: “hoy más fuerte que nunca tu legado de lucha consecuente…renace”.
En este lugar, las compañeras Marianela y Chely fueron las
conductoras del acto en conmemoración de los 44 años de la caída en combate de
Miguel Enríquez Espinosa, ocurrida el 5 de octubre de 1974.
Durante la introducción manifestaron que: “Nos hemos
convocado para preservar la memoria de la lucha inclaudicable por los derechos
y las aspiraciones de los marginados, para mantener con fuerza y persistencia
nuestro compromiso con los derechos de los pobres del campo y la ciudad, para
seguir luchando por la sustitución del
orden social capitalista vigente en Chile y la construcción de un nuevo orden
social que propone el fin de la explotación y la existencia de clases sociales,
el poder popular, la acción directa de masas, la democracia de base, el
internacionalismo y la continentalidad de la revolución.”
Después de esta introducción, intervino el compañero Toño
Cadima, quien leyó un texto donde materializó una semblanza poética histórica,
una mezcla de imágenes, reflexiones y personajes, en medio de las cuales se
amalgaman los nombres de, Manuel Rodríguez, Luis Emilio Recabarren, Salvador
Allende y Miguel Enríquez . En una parte de su poema, recita: “ en calle SANTA FE el día se hace largo/
el silencio se ha roto y las vecinas corren con sus guaguas/ los almacenes de barrio cierran sus
cortinas/ 1974…”
Posteriormente, a nombre de la Fundación Miguel Enríquez
hizo uso de la palabra Carlos Torres, quien en parte de su discurso expresó:
“ El NO de 1988 puso fin a Pinochet y a los militares en el primer
dique de contención del capital, pero ese NO también dijo SI al modelo
económico, al sistema institucional y a las políticas neoliberales que se
proyectan hasta nuestros días.
El NO al golpe de estado de Salvador Allende fue muy señero, el NO a la
represión y tortura de Bautista en diciembre del mismo año nos dejaron un
legado de dignidad que nos permitió cruzar la dictadura y llegar
desfallecientes al final.
El NO de Miguel, las ráfagas de Miguel en el enfrentamiento del 5 de
octubre de 1974, también auguraban el NO del movimiento de la resistencia
popular a la dictadura, en todas sus dimensiones y características. Ese es el
legado fundamental que nos dejaba Miguel, pero Miguel no tan solo le decía NO a
la dictadura, le decía NO a lo que él ya preveía como el proceso de
reconstrucción y reformulación del capitalismo dependiente en Chile.
Más adelante, refiriéndose al legado de Miguel Enríquez
expresó:
“(…) A veces tendemos a recordar a Miguel, el combatiente, el heroico,
el dirigente, sin profundizar en su legado político, no tan solo por lo que él
dijo en entrevistas o documentos que escribió, sino que a partir de la lectura
de quienes vieron en Miguel un dirigente revolucionario, de quienes se
atrevieron a mirar en sus textos y en sus palabras, un legado y un mensaje para
las
luchas del futuro. Empapándonos de su pensamiento proyectemos su legado
político, su experiencia en las luchas actuales. Todavía queda mucho que
aprender de nuestra historia.”
Como expresaron Marianela y Chely continuando con la
ceremonia “las causas que nos llevaron a comprometernos en la lucha
revolucionaria son todavía tareas pendientes para todos nosotros y nosotras,
así como para todos quienes hoy luchan en las calles, en las fábricas,
escuelas, poblaciones y campos”, para más adelante agregar “la lucha de Miguel
fue creadora, amplia y audaz en contra del capitalismo en todas sus formas, por
la superación del reformismo, luchaba por la unidad, la coordinación y la
convergencia del campo popular(…)El eco del ejemplo de lucha de Miguel resuena
hasta el presente, cruza la memoria y trasciende los tiempos, se anida en
juventud rebelde, perfora los intersticios de la historia, se viste de joven
militante, de trabajador temporero o tercerizado, de poblador sin paz y sin
casa, de inmigrante discriminado, de mujer golpeada y asesinada, de transexual
y minoría excluida, de infancia maltratada.”
El viernes 5 de octubre fue un día caluroso y luminoso, pero
con una suave brisa que vino a refrescar
a los y las compañeras presentes en este homenaje y a mover suavemente
las verdes hojas de los árboles y palmeras que se encuentran en el sector.
Continuando con el programa, el cantautor Juan Carlos Pino realizó
una interpretación musicalizada del hermoso poema de Gonzalo Rojas “Cifrado en
octubre”.
Luego de esta emotiva intervención, Carmen Castillo realizó
una profunda reflexión en torno a la importancia de la memoria, la figura de
Miguel y el concepto de fraternidad, manifestando:
“Cuando me invitaron de la Red Solidaria de la Casa de Miguel a este
homenaje, sentí que más allá de mis palabras, era importante que estuviéramos
juntos, era importante saludar el trabajo de todos aquellos que persisten en
hacer perdurar la memoria.
Y pensé en
el flujo, en el río, en la corriente de la memoria, que es movimiento. Un
amigo, Joseph Andras Kanaki escribió sobre Miguel en París, y su texto dice así:
“Paradoja de sepulcros: Hay ausencia en la presencia y existencia fuera
del cuerpo-si ninguna alma existe sin sustancia, ningún fragmento de conciencia
escapando a la pérdida de todas las funciones del tronco cerebral, ningún
espíritu en su aguja al final del juego, la vida no deja de prolongarse más
allá de la materia a través de la sola potencia evocadora, el músculo del
recuerdo, los nervios de la memoria, las brasas removidas en el hogar del fuego
de un combate sin conclusión”…
Los nervios de la memoria, hay que ejercitarla como pide Carlos Torres,
como piden todos los jóvenes, como nos exigimos a nosotros mismos…
Es a través de las vivencias de las batallas perdidas que la experiencia
revolucionaria se trasmite de una generación a otra. La vida se pierde contra
la muerte, pero la memoria gana en su combate contra la nada.
Nuestra exigencia de justicia frente a los crímenes de la dictadura
alerta sobre las consecuencias de la supuesta clemencia, de la impunidad: esos
crímenes no condenados por la nación obstruyen el devenir libre del mundo de
hoy y el de las generaciones futuras. Esos crímenes impunes son maldiciones
lanzadas a todas las generaciones futuras. Ellas nos dicen: no juzgar esos
crímenes, vivir y sobrevivir en la indeterminación de lo que es justo o
injusto, es dejar desplegarse esa maldición y abolir al arte de vivir libre.
Esta clemencia culpable conduce a la desesperanza, a la apatía.
La memoria en movimiento nos llama a mantener la vigilancia para no
desacostumbrarnos de ella. He pensado en el último tiempo en algunas nociones
que me han llevado a estudiar, porque creo que hay que estudiar si uno quiere
construir memoria, creo que los recuerdos son frágiles. No envejecen, pero hay
que construir la memoria. La memoria no es un recordatorio fácil…”
Más adelante, al referirse a su compañero, Miguel Enríquez,
Carmen Castillo expresa:
“Miguel combate para vivir. Miguel se guió por el ideal de servir a los
trabajadores y los humildes de su patria, de buscar los caminos de la
liberación para las personas y la sociedad. En la acción política y en el
combate de ideas se fue convirtiendo en uno de los más descollantes dirigentes
revolucionarios de nuestro continente. El estudiante de Medicina se transformó
en un hombre de acción, en un organizador incansable de los vehículos que son
imprescindibles para que los pueblos tomen conciencia de las cuestiones
esenciales, abracen la causa liberadora y encuentren dónde pelear. Miguel
poseía esa “fuerza del alma”, esa “reserva interior” que nutre la integridad.
Nobleza de alma, hecha de coraje, de lucidez crítica, de espíritu de
resistencia. (…) Miguel unió a
la consecuencia revolucionaria, la valentía política y personal, y el aferramiento
a los principios, una extraordinaria capacidad analítica. Fue uno de los más
destacados marxistas latinoamericanos. Miguel Enríquez es una maravillosa
herencia yacente que espera a los jóvenes que van a apoderarse de ella. Ahora
me limito a evocar al estudioso infatigable de los grandes pensadores
revolucionarios, que sabía utilizar la herramienta teórica para comprender e
iluminar las prácticas y los proyectos.
Continuando con sus palabras, Carmen Castillo nos dice que
al venir a este homenaje estuvo reflexionando acerca de la fraternidad:
“Fraternidad. Lazos de hermandad voluntaria que crearon una familia, no
voluntaria. Un tejido de vínculos unidos por afinidades electivas para
construir un Nosotros con Ellos. Cada sujeto libre de decidir su hermandad, su
filiación. Una organización, el MIR, un colectivo en cada frente social.
Fraternidad en acción (…) La fraternidad es un momento político cuando se
constituye un grupo, un partido, una nación. Que sensación la de sentirse
orgulloso no por lo que se es, sino por lo que se hace junto a otros.
Convocados por ese momento de fraternidad, de lucha compartida en Chile, para
desear en común un futuro común, nos reunimos alrededor de un ideal, de un
proyecto, de una perspectiva. La Revolución.
Hay riesgos que correr en las experiencias de la fraternidad, de
seguro, tiene olor a pólvora, pero si se descarta es el instinto salvaje el que
domina y dominará. La carencia de fraternidad es peor. Hoy atravesamos una
brutal crisis de futuro, hay un exceso de “yo” y una escasez de “nosotros”. La
fraternidad está dormida.
Esa fuerza, esa intensidad es cantar juntos, bailar juntos, combatir
juntos, comer juntos. Una huelga, una manifestación, una marcha, un panfleto
que circula de mano en mano. ¿Qué es la fraternidad? Es el afecto, no
conformarnos entonces nunca de su ausencia. Tal vez eso sería lo que yo quería
decir esta mañana.”
Luego de la intervención de Carmen Castillo, Flopy
interpretó la canción “Compañero”, del cantautor Marcelo Puentes dedicada a
Miguel Enríquez, que en parte de su letra nos puntualiza que “aquí nadie muere
compañero, aquí nadie cesa de luchar, acá nada termina compañero, aquí cada día
es continuar…”
Marianela y Chely, ya finalizando este homenaje expresaron
que “aquí estamos, con nuestra historia y con nuestros héroes, hombres y
mujeres, ellas y ellos demostraron dignamente el compromiso de lucha contra la
dictadura, pero asimismo, señalaron una vocación combatiente por una sociedad
mejor, les debemos la sociedad del futuro que soñaban”.
Guillermo Correa Camiroaga, 5 octubre 2018
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