Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 15 de septiembre de 2015
Pañuelos blancos danzando
son las madres del coraje
abanderadas del pueblo
que hoy les rinde este homenaje
con su dolor hecho grito por la justicia y verdad
son mujeres que han parido un canto de dignidad
( (milonga “Pañuelos Blancos”) Beatriz Villar Llegué al local “Valparaíso mi Amor” cuando recién había comenzado su actuación la cantautora argentina Beatriz Villar y empezaban a escucharse las primeras notas de una milonga dedicada a las Madres de Plaza de Mayo que repetía los versos “pañuelos blancos bordados, con esos nombres amados”, que inmediatamente trajeron a mi mente la imagen de las Madres marchando en círculo frente a la Casa Rosada en Buenos Aires, con sus pañuelos blancos en la cabeza, mostrando su presencia comprometida con la lucha por verdad y justicia por los miles de torturados, asesinados y detenidos desaparecidos por la dictadura en Argentina.
Poco a poco, a través de las canciones, poemas y relatos de Beatriz Villar pude ir conociendo su historia de luchadora incansable por la justicia social y los Derechos Humanos , una “sobreviviente del horror” , como se definió, pero que continúa adelante la lucha , no sólo de denuncia, sino de justicia sin perdón ni olvido. Nos relató que desde los cinco años vive la localidad de Lomas de Zamora, ubicada en la periferia de la provincia del gran Buenos Aires, pero que en sus largos años de trayectoria como artista jamás ha podido actuar en el Teatro Municipal de la localidad. Los poderes fácticos locales, a los que siempre ha denunciado sin temores ni tapujos, no le han permitido mostrar allí su arte a sus vecinos y vecinas. Pero esto no la amilana, sin duda la molesta, pero a la vez la enorgullece, ya que quiere decir que las verdades que ella proclama en sus versos duelen mucho a los poderosos.
Canción a canción, milonga, tango, chacarera, chamamé, aire de zamba, poema a poema, relato a relato, nos va contando la historia de lucha de nuestros hermanos argentinos desde los años 70 a nuestros días, con todos sus dolores, aciertos y errores, pero resaltando el coraje y la alegría con que emprendieron la lucha por un mundo distinto. Evoca nombres de hombres y mujeres, de esos seres imprescindibles, muchos de los cuales continúan desaparecidos. Y su relato también va siendo el nuestro, ya que pareciera de pronto que está contando la historia de lo que también nosotros vivimos desde los años setenta en adelante. Y no sólo nosotros, sino muchos otros países latinoamericanos. Así, la historia de esta compañera argentina se transforma en la historia de América Latina.
Beatriz Villar, en medio de su actuación, llama a los espectadores a escoger y leer alguno de los poemas que aparecen en sus libros. La atención se traslada hacia los propios presentes, transformados ahora en protagonistas, quienes, desde los distintos rincones de la sala, leen los textos elegidos. Se produce de esta manera un momento mágico, una simbiosis en donde los asistentes pasan a formar parte de la manifestación artística de esta hermana argentina.
Después de esta hermosa y emotiva interacción nos cuenta de su cercanía e identificación con la lucha llevada adelante por los hermanos Mapuche, haciéndonos partícipe de una primicia, una canción recientemente compuesta por ella dedicada a este valeroso pueblo, que por primera vez interpreta en público. Brotan así versos de intenso significado acompañados por un pequeño tambor que emite sonidos parecidos a los del kultrún.
Finaliza su actuación, homenajeando a Violeta Parra y, a través de ella, al pueblo chileno, interpretando en forma magistral “Gracias a la Vida”.
Pero ella continúa junto a nosotros, ahora como una integrante más del grupo, conversando y compartiendo una copa de vino. Aprovecho este momento para acercarme y preguntarle cómo llegó a esta amalgama entre tango y memoria.
Me cuenta que el tango lo incorporó desde muy pequeña en su vida, ya que sus padres amaban este género musical y siempre recuerda a su madre tarareando milongas y tangos mientras trabajaba en casa. La memoria, en cambio, la incorpora como parte de su opción militante de combatiente por la vida, que continúa desarrollando sin vacilaciones en la búsqueda de un mundo más justo, en dónde no exista olvido ni perdón y la justicia cumpla con castigar efectivamente a todos aquellos que violaron horrenda y sistemáticamente los Derechos Humanos.
En forma muy poética plantea que a los luchadores populares hay que llorarlos con lágrimas de vida, dejando que esas gotas llenas de la sal se incorporen como nutrientes en la tierra y contribuyan al crecimiento de nuevos brotes plenos de energía y memoria combatiente.
¡ NI OLVIDO NI PERDÓN, JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES!
En forma muy poética plantea que a los luchadores populares hay que llorarlos con lágrimas de vida, dejando que esas gotas llenas de la sal se incorporen como nutrientes en la tierra y contribuyan al crecimiento de nuevos brotes plenos de energía y memoria combatiente.
¡ NI OLVIDO NI PERDÓN, JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES!
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