-Por Marco López Aballay- “... apago las luces de la sala, enfilo el pasillo tropezando con los muebles, me digo que no queda mucho para que me acueste por escrito.” Enrique Vila-Matas El castillo de la literatura permanece cerrado. Y es difícil caminar por sus jardines abandonados, sentarse en sus plazas y encontrarnos con tantos personajes que huelen lejanos y tristes. Entre ellos está Augusto, el de la Niebla de Unamuno, aquel se nos aparece como un fantasma en medio de la lluvia, como un sobreviviente digno del recuerdo bibliófilo. Y es que los tiempos corren a una velocidad impredecible. Ya no hay tregua para dar espacio a la lectura. A propósito de aquel término, sin querer pienso en Mario Benedetti y vuelvo a reencontrarme con Laurita Avellaneda, desde aquí la diviso y le hago señas con mis manos húmedas. Entonces despierto, tomo aire y miro a mi alrededor, voy en una micro rodeado de estudiantes de Media, deseo hablarles de Juan Pablo Castel, quiero abrir alguna ventana...
MEDIO DE COMUNICACIÓN