Texto y fotos
Guillermo Correa Camiroaga
Para los porteños no es ninguna novedad el
sinnúmero de situaciones anómalas relacionadas con los dineros fiscales, que en forma transversal han involucrado tanto a personeros de la Concertación como de la Alianza, desde los años 90 en adelante, y que tienen sumido al puerto en una situación de altos índices de marginalidad y pobreza, lo cual ha quedado al desnudo con el desastroso incendio ocurrido.
Lo que si pasa a ser una novedad , una extraordinaria y grata novedad , es el constatar el desempeño realizado por miles de jóvenes actuando solidaria y desinteresadamente en apoyo de los damnificados con el mega incendio de los cerros de Valparaíso. Miles de manos solidarias que desde el primer momento se volcaron a realizar una acción directa sin esperar indicaciones de ninguna índole. Sin duda un alto porcentaje de estos muchachos no participaron en el “acto cívico” de votar en las elecciones recientes y forman parte de ese gran contingente de quienes se abstuvieron y por eso fueron fuertemente criticados por los defensores del modelo, pero ahora con esta acción política demuestran que si les interesa la política, pero una distinta y muy distante de la instalada por la dictadura y los gobiernos civiles que la han continuado y profundizado. Los valores de solidaridad y el trabajo colectivo no pertenecen a los principios individuales y egoístas del sistema neoliberal.
Guillermo Correa Camiroaga
Para los porteños no es ninguna novedad el
sinnúmero de situaciones anómalas relacionadas con los dineros fiscales, que en forma transversal han involucrado tanto a personeros de la Concertación como de la Alianza, desde los años 90 en adelante, y que tienen sumido al puerto en una situación de altos índices de marginalidad y pobreza, lo cual ha quedado al desnudo con el desastroso incendio ocurrido.
Lo que si pasa a ser una novedad , una extraordinaria y grata novedad , es el constatar el desempeño realizado por miles de jóvenes actuando solidaria y desinteresadamente en apoyo de los damnificados con el mega incendio de los cerros de Valparaíso. Miles de manos solidarias que desde el primer momento se volcaron a realizar una acción directa sin esperar indicaciones de ninguna índole. Sin duda un alto porcentaje de estos muchachos no participaron en el “acto cívico” de votar en las elecciones recientes y forman parte de ese gran contingente de quienes se abstuvieron y por eso fueron fuertemente criticados por los defensores del modelo, pero ahora con esta acción política demuestran que si les interesa la política, pero una distinta y muy distante de la instalada por la dictadura y los gobiernos civiles que la han continuado y profundizado. Los valores de solidaridad y el trabajo colectivo no pertenecen a los principios individuales y egoístas del sistema neoliberal.
Lo que pretendió ser mostrado por los medios de comunicación oficiales y por las instituciones del Estado como un accionar caótico y desorganizado, es totalmente antagónico con la forma eficiente y organizada con que han actuado estos jóvenes.
Para ello basta solo constatar en terreno como están trabajando en los centros de acopio, en los albergues y ver en los cerros como han despejado totalmente el sitio siniestrado y la manera ordenada en que dejan los escombros a la orilla de las calles y callejuelas para su posterior retiro. Innumerables cadenas humanas que “a pulso” desarrollan el trabajo de maquinarias ausentes se observan por todos lados.
En estos primeros días y antes que el burocrático aparato estatal empezara a desperezarse y comenzara a actuar - salvo eso sí la presencia excesiva e inútil de uniformados armados con fusiles de última generación- los muchachos han realizado lo que pudiera haber tardado meses. Y en el ambiente eso se percibe en todo lugar, donde solo se “respira” una enorme energía positiva.
La experiencia vivida por estos jóvenes directamente en terreno, conviviendo y conociendo la marginalidad, trabajando codo a codo con los pobladores, representa si duda una especie de “magister condensado” de trabajo social, sociología, política y humanidad que ya forma parte de su propio ser. Estos muchachos que con sus decididas y creativas movilizaciones por la educación gratuita le “movieron el piso” al sistema político chileno, hoy adquieren una conciencia social sólida a través de su propio accionar. Sin duda se han dado cuenta que no sólo son capaces de ser solidarios y protagonistas, sino también capaces de cambiar las cosas. Y esto puede augurarnos la formación de un “tsunami juvenil” que barra de una vez por todas los cimientos de un sistema neoliberal perverso e injusto.
Valparaíso, 18 abril 2014
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