Guillermo Correa Camiroaga,
“No se puede vivir sin conocerlo” dice el Gitano Rodríguez
en su vals “Valparaíso”, y la verdad es que el Puerto es un lugar que aunque
uno lo recorra diariamente, no se termina nunca de conocer. Valparaíso es una
ciudad llena de recovecos. Uno puede pasar muchas veces por un mismo lugar, un
mismo rincón, una misma escalera, pero si te transformas en un observador curioso,
siempre descubrirás algo diferente.
Precisamente este fin de semana fui a dar una vuelta por el sector y pude observar la presencia de un hermoso mural - realizado en ocasión del Octavo Festival del Cantar Popular del Cerro La Loma, que este año se efectuó los días 19 y 20 de Enero – cuyo contenido graficaba hitos significativos de la historia del cerro.
Conversando con un habitante del lugar me relató que este trabajo de arte popular fue realizado con la participación directa de los vecinos, después de definir ellos mismos cuales serían las imágenes más significativas que resumieran la historia del barrio. Así determinaron pintar en el muro cuatro “fotografías”, que de alguna manera sintetizaban las características históricas de este “recoveco porteño”.
En la primera de ellas aparece un grupo de mujeres con chuzos y picotas derribando un muro de piedras. Esto tiene que ver con un hecho ocurrido en los años sesenta (el año 1965 me puntualiza el lugareño) cuando una muralla ubicada en donde ahora empieza el mirador, que separaba la calle Camila de la calle Principal, impidiendo el acceso a la Avenida Alemania que se ubicaba unos 150 metros hacia arriba, fue derribada por las mujeres organizadas del sector de calle Principal, para poder tener acceso a una vía expedita como es la Avenida Alemania. Esto obedeció a una necesidad de conexión adecuada para el traslado de alguna vecina o vecino enfermo, el acceso de los bomberos ante la ocurrencia de algún incendio o la existencia de una vía expedita ante cualquier otra situación de emergencia. La separación era, además, una división entre un sector humilde y uno más acomodado, lo que se puede fácilmente constatar por la contrastante diferencia de las construcciones existentes en ambos lugares.
La segunda imagen presente en este mural de “Memoria Lomina”
tiene que ver con el Club Deportivo Estrella Roja, el cual fue fundado el año 1955 y
dentro de su larga trayectoria como club porteño tiene también un
período amargo cuando, después del Golpe de Estado de 1973, fueron obligados a
cambiarle el nombre y el color albirrojo de sus camisetas por el blanco y el
verde de la camiseta de otro antiguo club del sector, pasando a llamarse “Club
Libertad”. Posteriormente, en la década de los ochenta, al calor de la lucha
antidictatorial, los vecinos movilizados lograron nuevamente rescatar su
verdadero nombre y emblemas originales. En esta segunda “fotografía” del Mural se
representa al Club Estrella Roja jugando contra su clásico rival, el Club Apolo,
en el Auditorium Osmán Pérez Freire del Cerro Mariposas.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 30 de Enero 2018
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