Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 28 de mayo 2018
El ejercicio de rescatar la memoria, aquella negada por la
historia oficial, a partir de los propios protagonistas, puede realizarse
mediante distintos recursos documentales, sean escritos o audiovisuales, pero
también se puede hacer a través de una historia novelada, una ficción basada en
hechos reales. Y este es precisamente el caso de esta novela.
El hermoso y poético título elegido por la autora,
“GUERRILLEROS DE LA NUEVA AURORA”, no sólo da cuenta de la sensibilidad y el
cariño con el cual ella aborda este relato, partiendo del conocimiento
testimonial que tiene de los distintos compañeros protagonistas de esta
historia, sino que, además, engloba el objetivo que se perseguía. Es decir, la
brutalidad oscura de la dictadura sólo se transformaría en una aurora luminosa
de libertad y justicia a través del derrocamiento de la misma, utilizando todas
las formas de lucha, siendo la guerrillera un eslabón fundamental.
Con una concurrida asistencia, cercana a las cien personas,
se realizó el viernes 25 de mayo el lanzamiento del libro “Guerrilleros de la
Nueva Aurora”, escrito por Aminie Calderón Tapia, en la sala de lectura de la
Ex Cárcel de Valparaíso. Esta actividad estuvo apoyada por el Parque Cultural
de Valparaíso y la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Ministerio de la
Cultura.
Erick Fuentes, integrante del Parque Cultural, fue el
moderador de esta actividad que contó con la participación de Marcelo Beltrand
Opazo, encargado de la edición y diagramación del libro, Marisa López Aceituno,
compañera de colegio y de militancia de la escritora, y Aminie Calderón Tapia,
la autora del libro.
Al introducir el acto, Erick manifestó que
“esta obra se encuentra basada en los hechos acaecidos en la cordillera de
Neltume, en los años 80-81, donde un grupo de jóvenes pierden sus vidas al ser
exterminados por el Ejército de Chile, jóvenes que hoy recordamos en este
lanzamiento, y que son parte de una generación que no dudó en optar por una
vida revolucionaria para ir a apoyar los senderos a través de los campos y
conseguir la libertad para nuestro país. Como señala la frase instalada en
todas las Placas de Memoria del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume:”De
su ejemplo rebelde brotan montañas de nuevas esperanzas”.
En primer lugar intervino Marcelo Bertrand, que inició su
participación leyendo el poema “El gran simulacro” de Mario Benedtti, cuyo tema
dice relación con que “el olvido está
lleno de memoria”, para posteriormente manifestar:
“Leo este poema de Mario
Benedetti y no puedo dejar de pensar en todos aquellos que ya no están, que a
fuerza de olvido vuelven a ratos como imágenes, como fotografías, como nombres
falsos, como amigos, como compañeros. Leo y pienso y vuelvo a esas imágenes de
dictadura. Rememoro remembranzas de días pasados que con los fantasmas dan
sentido a este gran simulacro. Leo este poema y no puedo dejar de pensar en
Guerrilleros de la Nueva Aurora, como ahora con fantasmas reales de ese gran
simulacro. Leo a Benedetti y llegan los personajes del libro de Aminie
Calderón. Las figuras de los jóvenes combatientes de Neltume y Nahuelbuta, los
Guerrilleros de la Nueva Aurora. Los veo caminando en la montaña, soñando en Chile
diferente, convencidos de que ese era el lugar en que tenían que estar, el
lugar que habían elegido. “Guerrilleros de la Nueva Aurora” es la primera
novela de Aminie Calderón, novela que nos cuenta la travesía que un grupo de
jóvenes hace a fuerza de utopía para convertirse en hombres, en guerrilleros.
El viaje y todos los sucesos de este grupo son contados en forma ágil por
Aminie, situando al lector en otra época, en otro Chile, en ese Chile donde la
utopía aun era utopía. Guerrillero de la Nueva Aurora es una novela que nos
acerca y nos trae la memoria a esta época cargada de olvidos.”
Un diaporama proyectado como telón de fondo con los rostros
y nombres de los compañeros del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro de
Neltume, complementaba en forma visual la memoria rescatada del olvido.
Luego fue el turno de Marisa López, quien hizo una semblanza
de Aminie Calderón Tapia:
“Conocí a Aminie en marzo de 1973 como estudiante del Liceo N°1 de
Niñas de Valparaíso, empezamos a compartir durante los recreos en el patio de
nuestro querido colegio. Aminie cursaba un curso superior; se destacaba físicamente por su estatura y su
largo cabello ondulado que casi tocaba su cintura. Fue Delegada de su curso
ante el Centro de Alumnas; vivíamos tiempos de inclusión y democratización por
lo que la vida liceana era muy intensa, marcada por nuestros sueños y utopías.
En nuestras aulas se impulsó la discusión sobre el Proyecto Educacional del
Gobierno del Presidente Salvador Allende, me refiero a la Escuela Nacional
Unificada-ENU. Aminie, al igual que muchas liceanas tuvo una destacada
participación en este proceso. Fue en este contexto que comenzamos un largo
recorrido, caracterizado por la participación en el trabajo del Centro de
Alumnas, el compromiso con el Proyecto Educacional del Gobierno de la Unidad
Popular, el compromiso con el trabajo voluntario y la militancia.
Con el Golpe de Estado de 1973 su vida tuvo un vuelco de ciento ochenta
grados, primero por la detención y desaparición de su hermano Mario Calderón
Tapia, Periodista y Dirigente del MIR, ocurrida el año 1974. Ese mismo año
ocurre su primera detención cuando fue entregada por la Directora del Liceo,
Leonor Illesca, a manos del Servicio de Inteligencia Naval (SIN). En el año
1975 fue detenida por segunda vez y llevada nuevamente al Cuartel Silva Palma.
Desde allí, durante su período de reclusión, fue trasladada a Villa Grimaldi y
finalmente al Campo de Concentración de Tres Álamos desde donde, el año 1976, fue
declarada un “peligro para la seguridad nacional” y expulsada del país,
comenzando su exilio con tan solo 19 años de edad. Cabe señalar que mientras partía
al exilio era procesada bajo Consejo de Guerra. Nos volvimos a encontrar hace
algunos años, cuando junto a un grupo de ex liceanas, entregamos nuestros
testimonios a Aminie en su calidad de coatura y compiladora del libro “Éramos
liceanas en septiembre del 73”, obra editada el 2011 y que el 2012 fue
galardoneada con el premio literario Escrituras de la Memoria, premio
entregado, paradojalmente, por el entonces Ministro de la Cultura Luciano Cruz
Coke (durante el primer gobierno de Piñera,ndr.), en ceremonia efectuada en el
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos . El Editor de este libro se
encuentra aquí presente con nosotros, me refiero a Marcelo Bertrand Opazo, a
quién a nombre de las ex liceanas del 73, rindo un merecido homenaje y
reconocimiento por su trabajo y compromiso con la obra. Hoy Aminie nos
sorprende con el lanzamiento de su segundo libro en formato historia novelada,
entregándonos de esta manera, un nuevo aporte a la construcción de la Memoria.
Estoy segura, que la escritora sentada a mi lado nos seguirá sorprendiendo con
la edición de nuevos trabajos literarios, los que sin duda, serán de un mayor
aporte a la construcción de nuestra Memoria Histórica”.
Al terminar las palabras de Marisa, otra compañera y ex
liceana del 73, María Teresa Aguilera, hizo entrega de un ramo de flores a
Aminie, con un abrazo cargado de cariño y emoción.
Después de este pequeño homenaje, Aminie Calderón Tapia, la
autora del libro, hizo uso de la palabra para expresar:
“Antes que todo quiero agradecer a Nélida Pozo, Directora Ejecutiva del
Parque Cultural Ex Cárcel de Valparaíso,
a Erick Fuentes, encargado de gestión patrimonial del parque cultural por su
linda acogida. A Marcelo Bertrand que me ha acompañado en este trabajo. A mis
amigas y amigos que me apoyan en esta presentación. A todos los aquí presentes,
compañeras y compañeros.
Este trabajo más que una novela u obra, es mi
deber de memoria para rendir un homenaje a este grupo de jóvenes hombres que
comprometieron sus vidas llevados por el sueño de querer construir un mundo
nuevo. En ese entones había que oponerse a la dictadura cívico-militar. Nuestros
compañeros no dudaron en renunciar a la individualidad, cambiar radicalmente su
vida y optar por una vida en condiciones a veces infrahumanas en el intento de
derrocar a la sangrienta dictadura. Ellos fueron conscientes política e ideológicamente
de la necesidad de optar por esta forma de lucha. La generosidad de su gesto no
debe quedar en el olvido por la simple razón que así como tristemente muchos en
este país conocieron en su carne la bajeza de la condición humana en los años
de dictadura, las nuevas generaciones no solo deben tener conocimiento de lo
acontecido, sino que también enterarse de que hubo quienes enaltecieron al
hombre y a la mujer.
La forma novelada me ofreció la libertad y el espacio para desarrollar
diálogos en torno a la verosimilitud de situaciones realmente vividas,
describir lo más fielmente posible las características y las personalidades de
algunos de ellos atesoradas en la memoria de quienes los conocieron. Las
anécdotas ocurrieron, que reflejo a través de los diálogos reconstruidos con
palabras que me son necesarias para mostrar la esencia de los momentos
vividos.
El personaje de la joven militante encarna a la joven mujer de la época con su compromiso. Cierto, la
palabra “Guerrillero” se compara muy rápidamente a las armas, al combate, a la
muerte, tal vez porque su raíz es guerra, y prefieren no recordarla hoy.
Sin embargo, se ignora que ha sido una forma de resistencia de los pueblos para
su liberación desde el colonialismo, y más recientemente como fue el rol de los
maquis durante la segunda guerra mundial en Francia. Deseo mostrar la calidad humana de estos
camaradas, que conformaban el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro. Rescatar
su recuerdo desde el ángulo obtuso de la historia en el que los olvidadizos
pretenden encerrar. La
novela me entrega el camino para dar a conocer lo ocurrido que sólo quedó en el
imaginario de los que participaron en este osado proyecto, y que se trasmite de
forma oral. El dolor y el sufrimiento de la derrota. La metáfora que me permite
llevar al lector a conectarse con las emociones de sus personajes.
La memoria
histórica admite diferentes formas de recuerdo y de trasmisión, y está hecha de
pequeñas y grandes historias. La protagonizada por estos jóvenes se sitúa entre
muchas que relatan la de otros que perdieron también sus vidas por resistir al
régimen de facto. Todas ellas nos muestran su grandeza por muy pequeña que sea
considerada. La de los muchachos de Neltume vale la pena de ser contada porque
es humana”.
Mientras Aminie pronunciaba estas palabras, los rostros de
los compañeros de Neltume se intercambiaban en la pantalla de fondo, estando
ellos de esta manera presentes en este homenaje que se les brindaba.
Luego de las intervenciones de las panelistas se ofreció la
palabra a la concurrencia, y me parece pertinente destacar algunos testimonios.
El primero de ellos fue entregado por Alejandra Rodríguez,
hija de Alan Rodríguez Pacheco, el compañero “Raúl” del Destacamento
Guerrillero, quién salva con vida gracias a la generosa actitud de “Paine” (Miguel
Cabrera, el Jefe del destacamento) que entrega su vida enfrentándose con la
pistola que portaba a los Carabineros que los interceptan con sus
ametralladoras en Choshuenco la noche del 15 de octubre de 1981, permitiendo
que “Raúl” y “Mario” logren escapar ilesos hacia la montaña. Los compañeros
continúan la lucha en contra de la dictadura y “Raúl”, Alan Rodríguez, es
asesinado en Maipú, Santiago, el 3 de enero de 1985.
Alejandra nos expresó:
“Yo me llamo Alejandra Rodríguez, soy hija de Alan Rodríguez, uno de
los integrantes del Destacamento Guerrillero. Me enteré hace un par de días
solamente de esta presentación, así que con mi Mamá tomamos un bus desde
Santiago y nos vinimos altiro.
No he leído el libro, ahora lo
acabo de comprar, pero todo lo que he escuchado y viendo las fotos de
presentación de lo que es el Campamento; la misma portada del libro que es el Coigüe que era el punto
de referencia para ese lugar, abre toda una serie de sentimientos que todos
tenemos de distintas formas.
A mi Papá lo asesinaron tres meses antes de
que yo naciera. Él alcanzó a escapar cuando encontraron el Campamento. Él pudo
volver a Santiago, clandestino por supuesto y siguió luchando y fue asesinado
en enero del 85. Quiero agradecer por rescatar esta historia, por mantener viva
la memoria. Lo mataron a él, como a muchos otros compañeros, pero no los
pudieron matar a todos. Ahí están los otros compañeros, estamos los hijos, los
nietos que van a hacer que esto siga vivo y que se mantenga.
También considero que es súper importante que cosas como estas sigan
ocurriendo para que quede en la historia, porque es la historia de Chile, es la
historia de todos nosotros. Gracias por hacer esto.”
Aminie, visiblemente emocionada, agradeció la presencia y el
testimonio entregado por Alejandra, manifestándole que el hecho de que ella
estuviera acá significaba que también estaban con nosotros los muchachos de
Neltume.
Otro de los testimonios es el entregado por Ricardo Födden,
ex dirigente del MIR, quién refiriéndose a
“Jorge”, Pedro Yañez Palacios, nos cuenta:
“Jorge Yáñez, que está en el centro de la foto ahí, me lo encontré yo
en Constitución, el año 71, cuando se estaba construyendo la celulosa. Era uno
de los agitadores del MIR que estaban haciendo propaganda para convencer a los
obreros de que tenían que asumir el futuro en sus manos y lo hizo bien. En
Concepción, en julio del 72 se hizo la primera Asamblea Popular. Pocos meses
después Constitución fue tomada por los obreros de la Celulosa y hubo durante
15 días una Asamblea de Trabajadores que comandó la ciudad y le exigió a Allende que sacara a la
Gobernadora, que era una persona que no apoyaba la lucha de los trabajadores.
Constitución estuvo dos semanas bajo control obrero, con ley seca, dirigido por
el gobierno. Es una experiencia que hay que levantar, estudiar y también
hacerle un homenaje a uno de sus impulsores, Jorge, que después se fue a la guerrilla de Neltume.”
Por último quiero recoger en esta crónica el testimonio entregado
por Omar, compañero de militancia de los combatientes de Neltume, quien nos
relató:
“Quiero compartir con ustedes y dar testimonio personal sobre Eugenio
Mosalve, el compañero “Camilo”. Con Eugenio, como otras tantas compañeras que
están hoy día acá, habíamos sido expulsados del país, condenados a
extrañamiento. Eugenio llegó a Winnipeg en Canadá cuando yo ya estaba allá.
Eugenio, junto a otro pequeño grupo de compañeros fueron los primeros en asumir
la Política del Retorno, a pesar de que hacía muy poco tiempo que venían
saliendo de la cárcel. Militamos juntos en Canadá y él asume, con otros
compañeros, la tarea de ir a instrucción militar en Cuba. Me correspondió
llevar a Eugenio a devolver una bicicleta que él estaba pagando a plazo. Pudo
perfectamente no haberla devuelto, pero decidió entregarla. Cuento esto porque
quiero hacer ver que ese era el tipo de compañeros que asumieron estas tareas.
Además eran compañeros obreros que rompían el estereotipo de la militancia del
MIR que se decía eran solamente estudiantes universitarios. Ellos, incluyendo a
Monsalve, habían sido obreros precisamente en el aserradero de Neltume, en el
Complejo Forestal. Además eran compañeros que ya habían pasado por las cárceles
y la tortura, compañeros que sabían perfectamente que se les iba la vida en
esto. Quiero rendir un homenaje a todos los compañeros de Neltume y
especialmente a ”Camilo”, un compañero
humilde, trabajador, revolucionario y muy honesto”.
Pareciera ser que desde el corazón del bosque nativo, en las
profundidades de la cordillera de Neltume, las historias de lucha y dignidad de
un grupo de compañeros que no vacilaron en tomar la decisión de prepararse
política y militarmente para enfrentar la sangrienta dictadura instaurada en
Chile con el Golpe de Estado de 1973, seguirán germinando en múltiples y
variados relatos, como este que nos propone Aminie Calderón Tapia en su novela
“Guerrilleros de la Nueva Aurora”.
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