Luego de dos años se retomaron con vivo
entusiasmo las jornadas presenciales de conmemoración organizadas por el Centro
Cultural Museo y Memoria de Neltume con la colaboración del Comité Memoria Neltume.
Angélica Navarrete, Presidenta del Centro Cultural, al inaugurar estas jornadas
expresó que “este encuentro es muy importante para nosotras después de todo este
tiempo que estuvimos distanciadas por la pandemia. No pudimos hacer encuentros
presenciales anteriormente y teníamos un tremendo desafío, queríamos hacerlo lo
mejor posible para podernos volver a ver con las seguridades sanitarias
necesarias el día de hoy y estamos felices de ver a muchos amigos que han
llegado hasta acá, que viajaron desde lejos, que hicieron el esfuerzo de poder
estar presentes. Es motivo de mucha emoción poder tenerlos acá.”
Pese a las restricciones y precauciones que
se tomaron debido a los protocolos sanitarios determinados por la pandemia, un
importante número de compañeras y compañeros llegaron hasta la localidad de
Neltume para reencontrarse con la memoria popular del territorio y -con un
ejercicio de pedagogía popular- rescatar
las historias de organización, lucha, construcción de poder popular y resistencia
armada a la dictadura que llevaron adelante los y las habitantes de este
sector, los trabajadores de la madera, campesinos y mapuche junto a sus
familias, entrelazados por el accionar militante del MIR en esta región.
Durante tres intensas Jornadas (viernes 04,
sábado 05 y domingo 06 de febrero) se entregaron diversos testimonios y
elementos del contexto histórico en que se fue implementando el Complejo
Forestal y Maderero Panguipulli (COFOMAP), lo relacionado con la resistencia
armada a la dictadura inmediatamente después del golpe de Estado, entre
septiembre y diciembre del año 1973, como asimismo de la instalación del
Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro (DGTL), lo que se conoce como la
Guerrilla del 81, operación desarrollada por el MIR que fue detectada y desarticulada cuando recién estaba en su
fase inicial de exploración, conocimiento y acondicionamiento del terreno en
las montañas de Neltume.
En la Primera Jornada se realizó un
Conversatorio que se extendió por más de tres horas, dividido en dos Bloques.
El primero de ellos estuvo centrado en la “MILITANCIA EN EL COMPLEJO, MUJERES DE
VANGUARDIA, ORGANIZACIÓN Y RESISTENCIA”, mientras en el segundo bloque
el tema fue: “RESISTENCIA EN LA MONTAÑA: LA PATRIA ESTÁ OSCURA Y HAY QUE IR A
ILUMINARLA. MOTIVACIONES Y VIDA COTIDIANA DE LOS COMPAÑEROS DEL DGTL”.
Es importante destacar en esta oportunidad
los testimonios y semblanzas que fueron entregados por los compañeros José
Bravo, Pedro Cardyn y “Pancho”, en relación con la participación de las mujeres
en estos procesos que se llevaron adelante en este territorio en el período
70-73.
Como planteó Javiera, nueva integrante del
Centro Cultural y moderadora de este encuentro “el primer eje tiene que ver con
las mujeres de vanguardia, las mujeres que llegaron al complejo a trabajar y a
organizar la lucha. Entonces este primer eje tiene que ver con “ANITA Y LUISA
VAN A LA MONTAÑA”.
Transcribo a continuación parte de las
intervenciones de los participantes en este onversatorio.
José Bravo en su testimonio manifestó:
“Ahora vamos a hablar de ANITA y de LUISA. Ellas dos eran profesoras, ambas militantes
del MIR. Anita era la compañera de otro compañero que le decíamos “Mono”, René
Roberto Acuña Reyes, que está desaparecido.
El “Pelao” Krauss, que era el jefe regional del MIR,
en septiembre del 72, yo llegué en agosto del 72 de vuelta para acá, entonces
hablamos y le digo tienes que conseguir más compañeros para que se vayan a
vivir a la montaña con los trabajadores. Él consigue que se vengan compañeros y
compañeras, entre esos el “Mono” con su compañera Anita, que era profesora e
hizo clases en Puerto Fuy. A fines de
ese año también llega por el lado de Arquilhue la compañera Luisa, ella era
profesora igual y en Arquilhue, Maihue y Carranco hacía trabajo con los
trabajadores, con su familia y con los niños.
Ellas, como eran militantes del MIR, tenían una
disposición y una voluntad que era igual como la que teníamos todos los que
andábamos acá. Esa disposición para conversar con los trabajadores, para
enseñarles lo que nosotros íbamos aprendiendo, ellas también lo hacían.
Donde ellas más demuestran su disciplina y disposición
es cuando después del golpe se van con nosotros para la montaña. Allí tuvieron
que sufrir toda la rigurosidad de andar en la montaña, con miles de milicos a
la cola. Ellas vivieron y soportaron eso porque tenían conciencia política de
clase y lo que querían era hacer un cambio en este país para toda la gente,
para los pobres, para los trabajadores.
(…) La Anita, después de Trafún, se vino a Fuy, para
el 73, para el golpe era profesora en Fuy. Era una mujer delgada, pero de una
vitalidad impresionante para poder soportar todas esas cosas en la montaña, por
eso digo que tenían una convicción política, ideológica, como todos los que
hacíamos eso aquí.
(…) Aquí en Neltume, por ejemplo, el machismo era una
cosa grandota. Yo como había estado en la escuela acá tenía compañeras que eran
amigas mías y dentro de la organización del Partido yo tenía una Base de seis
compañeras, la mayoría eran compañeras de escuela. Teníamos que hacer reuniones
secretas, clandestinas en ese tiempo, porque los papás no podían saber que
estaban ellas participando en política. Eso funcionó muy bien.”
Por su parte, Pedro Cardyn expresó:
“No puedo juntar el nombre de Luisa con las personas
que me tocó conocer, pero sí puedo decir que eran mujeres jóvenes, 20-25 años,
con formación en educación, pedagogía. Lo que sí era llamativo es que las veías
caminando a pie en verano o en invierno, para ir de Arquilhue a Río Chico, que
por esos caminos eran 5 horas caminando, alojando en las casas de los
trabajadores, ayudando a las compañeras. Estas mujeres que eran profesoras,
alfabetizadoras, convivían y compartían con las familias, con los trabajadores
(…) A veces había 5,10, 15 trabajadores en una Sede Sindical o en una faena de
montaña, y veías a una joven de 18, 20, 25 años, entremedio de puros viejos
rudos y había un respeto, una especie de encantamiento de los viejos, que
escuchaban a las compañeras y que aprendían a juntar letras, palabras, sílabas,
y tu veías como todo eso iba creciendo. Eso es el recuerdo que tengo de la
Luisa, o de esas Luisas que anduvieron por la zona de Arquilhue y en otros
lados donde me tocó andar.
De la Anita sí tengo más recuerdos. Bernarda Vera Contardo.
Yo llegué a vivir al Complejo a fines
del año 72, colgué el delantal de médico y me tocó conocer a la Anita como
profesora en Trafún, porque ella hizo
clases en escuelas de Trafún, que es un fundo que queda más allá de Liquiñe, en
las faldas del cordón volcán Villarrica, Quetrupillán, Lanin, ahí estaba ese
fundo, en medio de comunidades mapuche, y ella vivía en la antigua casa
patronal del fundo y hacía clases a los niños de la faena y también a los niños
mapuche que estaban muy cerca de esa escuela. Ella era, voy a hablar en
términos extraños, una especie de ángel que enseñaba, que educaba y que
caminaba horas. Tenía una abnegación, una dedicación ciento por ciento a lo que
hacía. Anita se incorporó a la guerrilla del año 73.
(…) Una de las reflexiones es que el machismo en esa
época era terrible, uno lo ejercía no más y no se daba ni cuenta, aunque
estábamos en contra del machismo. Hay algo que dice mi compadre que se dibuja
en esta conversa y es que las compañeras por ser mujeres le ponían el doble de
energía que los demás poníamos.
(…) El Complejo estaba formado por cuatrocientas mil
hectáreas, cuatro mil trabajadores mapuche y obreros, todo un territorio
gigantesco, que era un plan de manejo de la vida, del bosque, del agua,
sustentable, y que iba a abarcar los pueblos y poblados donde había colonos,
trabajadores, pequeños comerciantes, era un todo, un proyecto piloto que estuvo
adelantado cincuenta años a su época y que hoy día, en términos ambientales y
de crisis global podría ser un ejemplo para el resto del planeta.
(…) En este momento hay cerca de siete mil personas,
mapuche y obreros, descendientes del Complejo Maderero que están organizados en
seis Corporaciones, por los distintos lugares, Enco, Puñir, Remeco, Arquilhue,
en fin, habitantes ancestrales, y está en proceso una demanda al Estado por
desplazamiento forzado de población civil, que es una categoría de Naciones
Unidas que obliga a los Estados a reparar el daño cometido, que no prescribe,
es un crimen de lesa humanidad. Hay otra figura, la de genocidio, que es aún
más grave que la de desplazamiento de población forzada, existe, porque
genocidio es intento de destruir, de eliminar una población, una cultura, una
etnia, una nación, una religión, por los motivos que sean, y eso es lo que
ocurrió aquí.”
Dentro del desarrollo de este conversatorio se entregaron algunas pinceladas y características de cómo se gestó, lo que fue y representó el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli (COFOMAP).
El compañero “Pancho” al respecto manifestó
en parte de su intervención:
“Ingresé al MIR el año 67-68 siendo estudiante
secundario y a fines del 68, principios del 69, el chico Fausto que estudiaba
Ingeniería Forestal vino a Trafún grande con un grupo de estudiantes y cuando
vuelve a Valdivia nos dice “encontré la sierra maestra”. Partimos en el verano
en grupos de a dos.
En Coñaripe había un señor socialista, muy
revolucionario, no se olviden que el año 67 en el Congreso de Chillán el
Partido Socialista optó por la vía armada, y teníamos conocimiento de él en
Valdivia y llegamos allí con el Pepe (José Gregorio Liendo) para generar unos
contactos. Nos dio unos contactos de una reducción mapuche en Trafún Chico
donde vivimos tres meses.
Antes de salir de Valdivia un señor nos hizo un curso
de “metodología de penetración” y nos dio unos carnés falsos de recopiladores
folclóricos y alfabetizadores. Trajimos una mochila de libros, el Silabario
Hispanoamericano entre ellos y ahí nos empezamos a mover con Pepe y el hijo del
compañero Abelino Reinahuel, que era baqueano y conocía todos los pasos de la
cordillera.
Le voy a contar como anécdota como nace el nombre de
“Comandante Pepe”. Estábamos formados afuera de la administración de Carranco y
Pepe nos comienza a dar las instrucciones de lo que teníamos que hacer y
nosotros le respondimos “¡sí Comandante, ya Comandante!”, entonces de ahí se
corrió la voz y así nació lo del “Comandante Pepe”. Todo lo que pasaba acá le
echaban la culpa al “Comandante Pepe”.
En relación con el COFOMAP José Bravo
relató:
“Hay historiadores que dicen que este asunto del
Complejo es una de las historias más grandes y más poderosas de América Latina,
por la cantidad de terreno, por la cantidad de gente, por la profundidad de las
medidas que se estaban tomando, que eran todas en beneficio de cambiar, de
terminar con el capitalismo y hacer una sociedad mejor (…) Acá arriba en la
montaña les contaba que los trabajadores habían decidido que íbamos para el
socialismo (…) pero antes de eso acá a la montaña llegaron muchas personas que
vinieron de Loncoche hacia el norte arrancando, que eran dirigentes sindicales
o porque participaban en política, y llegaron a estos fundos de acá de la
montaña y contaron esas cosas. Entonces los trabajadores de la montaña tenían
lo que yo llamo instinto de clase, que es cuando los trabajadores están
dispuestos a organizarse en sindicatos. Por ejemplo, el fundo de Carranco se
había tomado dos veces antes de que resultara, que fue a la tercera; aquí en
Neltume a la quinta vez que se trató de lograr formar sindicato se logró, y eso
era porque había muchas personas que conocían parte de la historia de la lucha
del pueblo chileno. Aquí había mucha gente que sabía quién era Luis Emilio
Recabarren, Marmaduke Grove, Elías Lafferte, entonces los trabajadores aquí
sabían que eran explotados y tenían que cambiar eso.
En el período de las Tomas de fundo, que son casi tres años que dura eso, la conciencia, la formación política, la educación política que se le da al trabajador en la montaña es grandota y ellos aprenden.
(…) A nosotros cuando nos empezaron a enseñar de
política, el pelao Krauss, que era un tipo tan astuto, a los tres días que
tomamos Neltume nos preguntó si queríamos que nos dieran formación política,
claro, por supuesto dijimos. Él se fue para Valdivia y al otro día volvió con
un compañero que le decían Fafa y él, aparte de haberse leído todos los libros,
tenía una paciencia extraordinaria porque nosotros acá éramos como salvajes,
nos pasábamos leseando todo el día, y en las reuniones también. Entonces él se
metía en esa chacota que nosotros armábamos y como a la media hora decía, ya
compañeros paremos el leseo porque aquí venimos a aprender y nos enseñaba, y
nos mandaba a leer libros.
En ese tiempo se hacía guardia en todos los lugares
para cuidar la toma y había gente que se cambiaba los turnos para estar cuando
a nosotros nos daban formación política y cuando salíamos de la reunión
nosotros íbamos por los lugares de guardia a contarles lo que habíamos
aprendido. En ese tiempo llegó aquí mucha gente joven, compañeras, compañeros,
profesores, que venían a mirar lo que estaba pasando y ver en que podían
ayudar.
Aquí había 580 obrero entre Neltume, Remeco y Fuy, en
todas las fábricas que habían aquí, entonces en una reunión, ya la gente sabía
una cantidad de cosas que los miristas habían contado, entonces la gente le
dice a un profesor que era de Valdivia, de una Escuela Normal, profesor, qué
cosa es el poder popular, y el profesor dice, bueno el Poder Popular es como su
nombre lo indica, cuando manda el pueblo y si ustedes aquí conversan, discuten,
se organizan y deciden qué es lo que van a hacer y lo hacen, eso es el Poder Popular.
Aquí se produjo una revolución cultural, toda la gente
que no sabía leer fue a las reuniones donde venían los estudiantes, los maestros
y aprendían a leer, porque querían participar y opinar con base sobre las cosas
que íbamos a decidir.
(…) Si se hubiera concretado el Congreso que estábamos
preparando en septiembre del 73 los trabajadores del Complejo, dentro de los
puntos planteados decíamos que nosotros íbamos hacia el Socialismo a través del
Poder Popular; allí también otro de los puntos que se iban a aprobar era el de
que las mujeres participarían en todas las cosas de la organización del
Complejo, ya no solo en cosas de salud, cosas así, sino que en todo lo que
tenía que ver con el Complejo, incluso el trabajo mismo en las empresas.”
La temática del segundo bloque del Conversatorio estuvo centrada en el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, que también incluyó entre sus combatientes a “otras Luisas”, representadas esta vez por la compañera “Elsa”, quien permaneció por algún tiempo en las montañas de Neltume.
Ibar
Leiva, integrante y sobreviviente de la guerrilla
del 81, al hacer uso de la palabra relató lo siguiente:
“Lo que nos convoca a estar presentes acá es para
hacer memoria y ver cómo la vivencia de nuestros compañeros la proyectamos
hacia el futuro y eso tiene mucho valor.
Hay conceptos que se han repetido y estoy seguro que
se les quedaron en la cabeza. Primer concepto: MIR; segundo concepto: Lucha;
tercer concepto: Organización; cuarto concepto: Guerrilla.
Mi testimonio tiene que ver precisamente con una
experiencia de guerrilla en el Destacamento Toqui Lautaro el año 81. Uno puede
hacer muchísimas lecturas y con quienes nos van a acompañar mañana en el
recorrido del “Sendero de la Memoria” vamos a poder profundizar más o entregar
más detalles.
El por qué se da esta experiencia guerrillera del año
81 tiene que ver precisamente con lucha, entrega, convicción y además porque
todos nosotros éramos militantes del MIR.
Si uno se mete
en la historia del MIR, en su génesis, se va a encontrar con que la táctica
guerrillera estuvo presente siempre. Es más, yo diría que es el elemento que
genera la formación del MIR (…) El MIR era clarito, decía que la toma del poder
es a través de la vía armada para construir una sociedad más justa. Así de
simple. Estaban los ejemplos de Cuba fundamentalmente y de allí rescatábamos el
rol del Che Guevara, nosotros todos en algún momento nos sentimos y nos creímos
el Che Guevara.
(…) Es más, muchos de nosotros sentimos qué en aquel
período pre revolucionario de la Unidad Popular, el MIR, producto de un
explosivo crecimiento, como que se anduvo un poco confundiendo en términos de
cuál era la tarea principal y dejamos de lado un poco el desarrollo de la
guerrilla.
Los compañeros fundadores del MIR, Miguel, Bautista,
Luciano, esos compañeros en el 67-68 ya anduvieron guerrilleando por muchos
lugares del sur, no estaban hablando por hablar. Quisieron poner en práctica
desde el primer momento lo que significaba la guerrilla en Chile y estuvieron
por la Nahuelbuta, anduvieron acá por Lonquimay, incluso aquí por Lanco creo
que también estuvieron. Y andaban ellos, estaba el Bautista, estaba el Miguel, estaba
el Luciano, los compañeros fundadores, ese nivel de convicción había en torno a
que la guerrilla era un elemento que había que desarrollar.
En ese período pre revolucionario, como les decía, el
MIR creció tremendamente y eso hizo que los esfuerzos se centraran en la
construcción de la organización más que en el desarrollo de esta tarea que era
fundamental.
(…) Lo que quiero dejar claro es que siempre estuvo en
la dedicación del MIR el tema del desarrollo de la guerrilla, que además fueron
los problemas que tuvimos con el Partido Comunista, con el mismo Salvador
Allende, con la gente de la Unidad Popular en su conjunto, porque ellos habían
optado por una vía que era de empanada y vino tinto, como se graficó en algún
momento por ahí. Sin embargo, igual hubo niveles de coordinación con Salvador
Allende, que nunca rompió relaciones con nosotros, también sectores del Partido
Socialista, sectores del PC no nos abandonaron y estuvieron trabajando algunas
cosas junto a nosotros.
Viene el golpe cívico militar y por supuesto que la
cantidad de compañeros muertos, desaparecidos que tenemos es muy importante.
Otros desde las cárceles, desde la tortura, tuvimos la posibilidad de salir del
país. De esta zona también llegaron varios compañeros al exilio.
A mediados del año 78 el MIR en el exterior decide
retomar el tema de la guerrilla y se define el tema de la Operación Retorno,
que más que una operación militar en sí es una línea política. Habíamos muchos
miristas en el exilio y por otro lado en Chile ya empezaba un poco a dejarse
atrás el tema del repliegue producto del accionar de la dictadura y algunos
sectores se empezaban a movilizar, entonces el MIR define que muchos de los
compañeros que estamos afuera nos reincorporemos al frente, en distintas
tareas, no necesariamente era la guerrilla, esa fue una de las tantas líneas de
trabajo que se impulsó.
Estaba un compañero afuera, que era miembro del Comité
Central y que tenía tremenda experiencia en el trabajo con campesinos y mapuche
en el MCR, que era el compañero Paine. A ese compañero se le da la tarea de
preparar un contingente para la guerrilla en específico, sin tiempo, sin lugar,
sin nada, simplemente hay que preparar un Destacamento que esté disponible para
asumir esta tarea. El compañero Paine, que era de la zona sur, era de Cautín,
estuvo preso en Temuco y conocía a mucha gente de la zona sur. Mucha gente y
compañeros militantes que habíamos tenido la experiencia del trabajo con
campesinos, y que además teníamos algún nivel de experiencia militar,
guerrillera, en el sentido de que habíamos estado en Escuela. El compañero
recorre el exilio buscando gente para este contingente y a quienes recluta es
precisamente a aquellos compañeros teníamos ya algún nivel de experiencia.
Además, el Partido a nivel de la Dirección había
decidido que la zona a trabajar era esta. ¿Por qué era esta? Creo que con todo
lo que escucharon ya, en el relato de los compañeros, políticamente es muy
claro que tenía que hacerse por todo lo que había significado el trabajo de los
compañeros en la zona. Quizás hoy día puedo decir a lo mejor fue simple el
análisis porque no dimos cuenta de lo que había significado la represión en la
zona, en términos de compañeros muertos, en términos de compañeros
desaparecidos, en términos de compañeros que habían abandonado la zona y en
términos de la penetración de la contrainsurgencia en todo este lugar.
La disposición estaba, pero además de eso se le
agregaba que dentro del contingente elegido había 6 compañeros que eran de
aquí, que eran de esta zona y por lo tanto tenían un nivel mínimo de
conocimiento de lo geográfico. Además, la Dirección del Partido había hecho un
estudio en torno a las condiciones geográficas del lugar para instalar un
Destacamento, en distintos lugares de Chile, y esta zona reunía esas condiciones
donde la montaña tiene características que hacen posible entrar, salir sin
problemas, incluso replegarse para Argentina. Había muchos elementos del punto
de vista geográfico que también hacían factible que esta fuera la zona elegida.
(…) Las características de este grupo es que son todos compañeros militantes con cierto recorrido en el MIR, de convicción probada porque muchos pasamos por la tortura y tuvimos la suerte de salir bien, sobrevivimos y, por lo tanto, respondíamos políticamente y en convicción a la tarea que se nos estaba convocando. Además de eso teníamos como característica que éramos un grupo bastante alegre, en la convivencia diaria nosotros siempre nos dábamos el tiempo de vivir la experiencia con alegría, con disposición, sin pena. En ese sentido, cuando aparecen los milicos en nuestras vidas pudimos soportar bien la experiencia a pesar de todas las condiciones que nos tocó vivir, sin alimento, sin vestimenta adecuada.
Como Proyecto Guerrillero estábamos recién en la
primera etapa que significaba reconocimiento y acondicionamiento del terreno,
no estábamos todavía en condiciones de
entrar a combatir y además porque había una decisión política que se había
tomado y era que nosotros no éramos el foco tradicional, el Partido evaluaba que
en algún momento cercano el Movimiento de Masas iba a tener una explosión
fuerte y que ese iba a ser el momento en que la guerrilla podía irrumpir y
desarrollarse en el contexto nacional. Lo qué si falla, para mi gusto, es que
nos adelantamos en el diagnóstico, porque las grandes manifestaciones no fueron
el 81, son el 82-83-84.
En ese plano el por qué nuestra respuesta ante la
aparición del enemigo no es armada obedece a esas dos cosas que mencionaba.
Cuando ellos aparecen nuestra tarea es romper el cerco, salvaguardar nuestras
vidas, reacomodarnos en el terreno en función de definir qué era lo que
hacíamos a futuro y esa tarea la cumplimos bien. Sobrevivimos bien, rompimos
los cercos que nos pusieron desde el primer momento, no hay bajas de compañeros
en el primer momento, las bajas recién se producen a partir de que son
apresados en el valle, abajo ya, un par de compañeros. Ellos, los militares,
incluso habían informado que nosotros habíamos arrancado para Argentina o que
producto del frío, la falta de elementos habíamos muerto en la montaña. A
partir de esa nueva situación que se les presenta empiezan a producirse la
bajas y en algunos momentos con compañeros que logran combatir.
En general la disposición del grupo, como colectivo,
la respuesta que se da a la irrupción violenta del enemigo nos permite decir
que estábamos en condiciones de sostener, a pesar de que no llevábamos tanto
tiempo, una guerra que pudiera haber sido exitosa. Los milicos no tenían ningún
conocimiento del terreno. Nosotros sí pudimos convivir por más de dos meses con
ellos ahí, porque nosotros los veíamos pasar, escuchábamos sus arengas, ellos
recorrieron la montaña por los caminos que ya estaban construidos, caminos
madereros. Siempre disparando, especialmente de noche, o dejaban papeles
tirados en cualquier lado, pero sin embargo no pudieron retomarnos y nosotros
tuvimos la capacidad de respuesta militar para mantenernos en la montaña sin
ser eliminados. Eso es una realidad.
Es rescatable especialmente el comportamiento de los
compañeros combatientes del Destacamento que eran de esta zona y esto es
producto de todo este proceso político que contaba Jacinto, que contaba el
León, de todo ese proceso de participación, de desarrollo de la conciencia de
clase, de empaparse de elementos políticos, ideológicos, que hicieron que estos
compañeros tuvieran una conducta ejemplar en todo momento. Los homenajes y el
tenerlos siempre presentes en la memoria creo que sin duda alguna es lo mínimo
que nosotros como sobrevivientes de aquella experiencia podemos hacer.”
Una vez terminado el Conversatorio, que
duró alrededor de tres horas, se procedió a realizar una emotiva ceremonia
encendiendo velas en homenaje a los compañeros fusilados en Valdivia el 73, a
los ejecutados en Chihuío el 73, a otros caídos del complejo el 73, a los
Detenidos Desaparecidos de Liquiñe el 73, a los caídos en Neltume el 81 y en
otros lugares posteriormente, cuyos nombres están inscritos en el Memorial
ubicado a la entrada de Neltume.
Velas rojas y negras encendidas fueron
siendo colocadas en el suelo por los compañeros y las compañeras presentes
delante de un mural dedicado a los compañeros de la guerrilla del 81.
La jornada concluyó conversando y
compartiendo fraternalmente un vaso de vino, una taza de café o de té, mientras
el compañero y cantautor Flopy
interpretaba algunas canciones.
Durante la segunda jornada de actividades
se realizó el recorrido del Sendero de
la Memoria Guerrillera, que se inicia a la altura del puente Quilmío para
luego recorrer la orilla del lago Neltume, trayecto en el que están emplazadas
las Placas de Memoria que recuerdan
a los compañeros “Óscar y Rigo” (RENÉ
EDUARDO BRAVO AGUILERA Y JULIO CÉSAR RIFFO FIGUEROA), “Pablo” (RAÚL RODRIGO OBREGÓN TORRES), “Jorge” (PEDRO YÁÑEZ PALACIOS), “Camilo, Víctor
y Pedro” (JOSÉ EUGENIO MONSALVE
SANDOVAL, PRÓSPERO DEL CARMEN GUZMÁN SOTO Y PATRICIO ALEJANDRO CALFUQUIR
HENRÍQUEZ). Desde allí se continúa posteriormente hacia la localidad de
Choshuenco, donde está emplazado el Memorial de “Paine” (MIGUEL CABRERA FERNÁNDEZ), se continúa hacia el sector de Molco, donde
se ubica el Memorial de “Eusebio y Lucas” (HUGO
RIBOL VÁSQUEZ MARTÍNEZ Y MARIO EDMUNDO SUPERBY JELDRES)), para finalizar el
recorrido del Sendero en la Placa de Memoria instalada en homenaje a “Pequeco”
(JUAN ÁNGEL OJEDA AGUAYO), en
Quebrada Honda, Puerto Fuy. En cada uno de estos lugares compañeros y
compañeras sobrevivientes de aquellas experiencias entregan sus testimonios y
semblanzas de los compañeros caídos en la lucha de resistencia en contra de la
dictadura.
En esta misma jornada, durante la tarde, el
compañero Mauricio, encargado de
difusión y comunicaciones del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, desarrolló
un Taller de Registro Radiofónico
utilizando la metodología de la educación popular donde participaron una docena
de compañeros y compañeras y mediante dinámicas grupales fueron aprendiendo e
implementando una especie de radioteatro con el testimonio escrito por Ibar
Leiva sobre la caída de los compañeros “Qincha” (LUIS QUINCHAVIL SUÁREZ) y “Campito” (JOSÉ CAMPOS CIFUENTES), quienes fueron capturados por la
Gendarmería Argentina el 17 de febrero del 81, cuando intentaban ingresar
clandestinamente a Chile; desde ese entonces permanecen como Detenidos
Desaparecidos. Al final del Taller se realizó la grabación, con las múltiples
voces de las y los participantes, de una serie de cápsulas de audio para ser
difundidas a través de las redes virtuales del Centro Cultural y por la Radio
Pellin Folil, emisora que forma parte de la Red de Medios de los Pueblos,
agrupación de medios de comunicación independientes, alternativos y populares.
La tercera y última jornada de conmemoración incluyó la subida al Campamento 83, campamento de invierno, lugar donde el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro fue descubierto por las fuerzas represivas el 27 de junio del año 1981. Acá los combatientes sobrevivientes profundizaron los relatos de los distintos episodios vividos por los integrantes de la guerrilla, la forma cómo se relacionaban entre sí, el funcionamiento militante, la camaradería y la solidaridad en sus comportamientos, junto a nuevas anécdotas y semblanzas de los diferentes compañeros que participaron de esta experiencia de resistencia y lucha.
Cabe destacar en esta ocasión la presencia
de Pedro Guzmán Soto, hermano de Próspero Guzmán (“Víctor”), que por primera
vez asistía a estos encuentros. Visiblemente emocionado manifestó su gratitud y
satisfacción al conocer los testimonios y semblanzas que se entregaron de su
hermano, lo que le permitió conocerlo más en profundidad como persona, como militante
y como luchador popular.
Los compañeros y las compañeras presentes recorrieron
los distintos espacios del Campamento y pudieron conocer el tatú que se
encuentra en las vecindades del sector.
Durante la tarde del día domingo 07 de
febrero, como última actividad d estas intensas tres jornadas, compañeras y
compañeros integrantes del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume hicieron
un balance del trabajo realizado duranteel período de pandemia, dando a conocer
al mismo tiempo el trabajo que desde este espacio de memoria viva se proyecta
tanto hacia la comunidad de Neltume, como a otros espacios y redes regionales,
nacionales e internacionales.
Los testimonios entregados por los
distintos compañeros y compañeras son parte de la memoria y la lucha de
liberación del movimiento popular de ayer y -más allá de los procesos
coyunturales en curso- entregan elementos que pueden ser incorporados como
instrumentos para las luchas del presente orientadas a terminar con el sistema
capitalista de dominación y avanzar en la construcción de una sociedad distinta,
solidaria, sin explotación ni opresión , en donde el poder popular –aquel que fue
exitosamente implementado durante la formación y desarrollo del Complejo
Forestal y Maderero Panguipulli- sea el motor principal para impulsar las
profundas y estructurales transformaciones que se requieren, sin descuidar ni
desconocer todos los instrumentos que tiene a disposición las clase dominante,
incluyendo el aspecto militar y el monopolio de las armas que recae en la
Fuerzas Armadas y de Orden.
Guillermo Correa Camiroaga, Neltume febrero
2022
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