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UN GRANITO DE ARENA DE SOLIDARIDAD POPULAR

“Quién dijo que todo está perdido                                                                                                                                       yo vengo a ofrecer mi corazón…”                                                                                                                               (Canción-Fito Páez)
La consigna “solo el pueblo ayuda al pueblo” se multiplica y se materializa de diferentes maneras en los diferentes sectores poblacionales a lo largo del territorio nacional. Son múltiples las iniciativas desarrolladas por colectivos y organizaciones populares, destinadas a sobrellevar las durísimas condiciones provocadas por un modelo de sociedad injusto y opresor, que se han agudizado dramáticamente con la pandemia de coronavirus. Los Comedores Comunitarios, la Ollas Comunes y el reparto solidario de mercadería son ejemplos de estas acciones directas de solidaridad en cuarentena. 

Esta crónica es para graficar como se concretó la solidaridad que nació fuera de las fronteras de nuestro país, de parte de algunas compañeras y compañeros chilenos quiénes de forma anónima hicieron llegar un aporte en dinero, para entregar una granito de arena fraterno, que, aunque sea en forma mínima y puntual, sirva para poder enfrentar a uno de los peores síntomas de la enfermedad social llamada modelo neoliberal: el hambre.
Antonio, un ex Preso Político, quien vivió muchos años exiliado en Canadá fue el “intermediario” entre los compañeros del extranjero y los sectores poblacionales en donde se canalizó esta ayuda. La idea fue entregar la mercadería en forma directa.                                                                                 Para conocer cómo se realizó esta “ayuda de pueblo a pueblo”, transcribo a continuación la conversación que tuve con este compañero: 
¿Antonio, Me podrías contar como se gestó esta acción solidaria?
“Desde hace ya bastante tiempo, hemos estado conversando con un grupo de amigos y compañeros de cómo poder aportar con alimentos o mercadería en algún sector poblacional que lo necesite, pero sin mediar la intervención de ninguna institución estatal o gubernamental. El problema era poder tener un dato o contacto directo para realizar dicha gestión.                         Hace unos tres lunes atrás, tipo once de la mañana sonó el timbre de mi hogar, me asomé desde arriba, y un señor joven me dice “yo vengo del Campamento Esperanza, nosotros salimos cada 15 días a pedir colaboración a la población…” y me habla de su Olla Común, Comedor Popular y todo lo demás. Como hay que estar atentos a los conocidos “cuentos del tío”, al los quince días fui al Campamento, un día sábado y hablé con la Presidenta.”
¿De qué Campamento se trata y dónde está ubicado?
“Bueno, esto se trata de una Toma y está ubicada aquí en la parte alta de Viña del Mar, en Nueva Aurora, y el Campamento se llama Esperanza. Allí hay dos Comités de Vivienda. El agua se la proporciona la Muni y la electricidad es una expropiación solidaria que los mismos pobladores realizan. La Presidenta de uno de estos Comités me cuenta que ellas organizan este Comedor Popular, que hace un mes y medio atrás estaba funcionando en forma muy incipiente, atendiendo un par de días a la semana y fundamentalmente a los niños de la población. Me aclararon que ellas no salían a pedir a terreno y quedaron un poco molestas con el relato que les hice del muchacho que llegó hasta mi casa. Pero, independientemente de eso, ese hecho me permitió llegar donde ellas.”
¿Tienen algún local propio para realizar su trabajo?
Los Comités tienen dos locales con un centro de acopio, cocinería y todo lo demás.
¿Pero, cómo se produce esta ayuda solidaria para llevar alimentos a este Comedor Popular?
“Apareció este dato, que comprobé que era real, y esto coincide con que el viernes pasado me llama un compañero y amigo que vive en Canadá y me comenta que ellos quieren solidarizar en forma concreta y me piden que gestione cómo hacerlo. Me mandaron un aporte en dinero.”
¿Esa iniciativa surgió sin que tú la hubieras solicitado, sino que fue coincidente con tu inquietud?
“Así fue efectivamente. Estos compañeros de Canadá, que son hermanos, Irene y Patricio, con quienes nos conocemos hace más de 50 años, desde que vivíamos en Gómez Carreño. Entonces me preocupé de averiguar en internet de algunos proveedores que llevaban directamente alimentos a domicilio. Contacté uno que era del Mercado Cardonal y hoy martes a las 11 de la mañana, tal como habíamos acordado, estaban ahí en el Campamento puntualmente.”
¿Le planteaste a la Presidenta del Comité Esperanza la ayuda que querías concretar?
“No, yo fui simplemente a cerciorarme que existía esta Olla Común, para ver su funcionamiento y formarme una impresión y después cooperar. Con esta dramática situación de necesidades agudizadas por la pandemia, la gente se ha ido sensibilizando y quiere cooperar. Entonces cuando recibí este dinero desde Canadá me dije ya tengo el lugar donde hacer el aporte.”
Por lo tanto, lo que hiciste hoy día martes fue ir a entregar al Campamento Esperanza el aporte que enviaron desde Canadá…
“Claro, pero no lo ocupé todo. Hoy se entregó un saco de papas, otro de cebollas, una malla de naranjas, otra de zanahorias, algunos repollos , pimentones, ajo y cilantro, pero no lo gasté todo, quedó un remanente de dinero que quiero invertir , pero quisiera llevarlo a otro lugar.”
¿Tú vives por ahí cerca, perteneces a ese territorio?
“Claro, vivo en Nueva Aurora, estoy a cuatro kilómetros del lugar. Esta población para mí tiene mucha historia, porque a pesar que viví 4 o cinco años, entre el año 61 y 66, conocí muy bien el esfuerzo de auto gestión de los pobladores que levantaron esta población acá. Nueva Aurora empezó a poblarse por allá en el año 1960. No había transporte público. La Cooperativa habitacional tenía un camión en la mañana y un camión en la tarde, que salía desde la calle Tamaya en Agua Santa y llevaba a los pobladores hacia arriba. Después los pobladores lograron un bus que iba dos veces al día. Entonces fui conociendo así todo su desarrollo. Yo viví aquí en el Paradero 5 de Nueva Aurora hasta el año 66 y luego me fui a estudiar interno en la Universidad Santa María y me fui a vivir con mi padre a Gómez Carreño.”
¿Volviste alguna vez a Nueva Aurora?
“Durante la Unidad Popular, como muchos otros jóvenes y muchachas,  fui parte de la experiencia “Saltamontes”. En ese período se creó el Programa de Desarrollo Social, que no alcanzó a ser Ministerio, y que realizaba un trabajo de Educación Popular en las poblaciones. En esos años yo estaba envuelto en esa bandera verde con una estrella roja. En el Paradero 1 de Nueva Aurora, además, con participación de gente muy cercana a nosotros se formó el Campamento Camilo Torres, pero allí estuve participando muy poco, haciendo más bien un trabajo físico. Trabajo voluntario ayudando a levantar mediaguas. “




¿Por lo tanto, siempre has tenido una conexión con este sector?
“Así es. Como bien sabes, después de haber sufrido la prisión política, con todo lo que eso conlleva, incluyendo la tortura, como le sucedió a miles de chilenos y chilenas, terminé exiliado en Canadá. Cuando regresé a Chile mi intención fue regresar a vivir en este territorio y en estos momentos, desde hace algunos años, soy nuevamente un habitante de Nueva Aurora. Acá me siento muy cómodo.”
Retomando la acción de hoy, me puedes relatar cómo fue la recepción…
“La verdad es que no estaba la señora con quién había hablado, no estaba la Presidenta con la que había hecho el contacto. Había tres mujeres en la sede y ellas fueron las que recibieron el aporte solidario. Me contaron que hace tres semanas cocinaban para unas ochenta a cien personas, algunos días de la semana. Ahora están cocinando todos los días de la semana y van en 330 colaciones. La señora Rosa, la Presidenta, me contaba el otro día que ellas salen a repartir a la colación. Acá en la población atienden a un número de personas y luego van al Paradero 1 de Nueva Aurora a entregar 5 colaciones, de allí van al Campamento Felipe Camiroaga y también a Glorias Navales. Hasta la semana pasada se movilizaban en un taxi para hacer esto y desde esta semana alguien les facilitó un cacharrito. Dos de las señoras que hoy conversaron conmigo y les pregunté por qué había dos comités, ellas me decían “mire si del otro Comité también vienen para acá, el hambre es hambre, y si tenemos un plato de comida se les entrega igual. El hambre no se fija en diferencias…” 
Es decir, ¿estos Comités tienen distintas visiones políticas?
“Claro, en el contacto directo pude darme cuenta que la existencia de dos comités obedece a eso, pero en este caso específico de acercamiento directo al lugar no se me pasó por la mente pensar en algo así, simplemente llegué hasta acá para entregar la cooperación solidaria. Como decía una de las señoras el hambre no tiene color político. Ahora no se puede obviar que la urgencia de realizar una acción sin dilatarla, a veces lo puede llevar a uno a cometer errores. Pero creo que este no es el caso, porque la ayuda llega a quien la está necesitando ahora”
Pero esta acción solidaria es un acto político…
“Desde luego, es una acción política solidaria de ayuda directa al pueblo con necesidades urgentes.”
Tú eres una persona que por la edad es considerada de alto riesgo en esta pandemia, ¿no tienes miedo a contagiarte?
“He tenido bastantes dificultades y reprimendas familiares por lo mismo, pero era una gestión que había que hacer sí o sí, y asumí conscientemente los riesgos tomando todas las medidas de resguardo y protección necesarias. No es un acto de irresponsabilidad.” 

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