Durante las últimas semanas hemos visto como
la agenda política local se ha volcado a la situación que vive la República
Bolivariana de Venezuela. Sin extrañarnos, diferentes sectores políticos, en
especial el gobierno, la derecha y sectores de la extinta Nueva Mayoría han
usado de forma interesada una crisis internacional para hacer política nacional
sin aportar nada a una solución democrática del conflicto.
Violar el principio básico de buena
convivencia entre los pueblos y su capacidad de autodeterminación, es la
guerra. Solo el respeto a este derecho aporta a la paz. Las élites políticas y
económicas del mundo con su estrategia de golpes blandos buscan sacar de la
competencia democrática a los actores con liderazgos de izquierda en América
Latina, con boqueos económicos que muestran que nos les interesan los derechos
de los pueblos sino el asedio político contra los gobiernos que se oponen a su
poder.
Se intenta estigmatizar a gobiernos y
alternativas políticas manipulando la información y asociándolos a situaciones
dictatoriales, sin embargo, recordemos que en Chile fue EEUU quien promovió y
financió el derrocamiento del gobierno del presidente Salvador Allende e
instaló una dictadura como forma de gobierno usando el terrorismo de Estado
para derrotar a sus opositores. La derecha chilena, complice de aquel hecho
histórico, ha intentado tomar distancia al menos discursivamente a nivel local,
sin embargo hoy vemos como vuelve a asumir su papel en las filas de la
estrategia de EEUU que pretende continuar determinando quien gobierna en
America Latina. El gobierno de Sebastián Piñera reconoce a un supuesto
presidente que no cuenta ni con la legitimidad ni los votos para ser reconocido
como tal ¿Es esa la política que impulsaremos como Estado en otros países que
vivan crisis o conflictos similares?
Para quienes firmamos esta carta Venezuela es
un territorio donde tienen lugar multiples procesos que van más allá de los
errores o aciertos del gobierno de Nicolás Maduro. Experiencias de
reconstitución del tejido social, de transformación democrática, han generado
en la base de la sociedad venezolana un conjunto de procesos participativos,
que quienes abogan por la estrategia golpista pretenden frenar. Por lo tanto,
si bien se trata de una ofensiva imperalista por el control de recursos
estratégicos, que tiene como punto de inicio el derrocamiento del gobierno,
también se busca destruir la organización popular que se viene configurando en
el país que intentando desestabilizar otros procesos políticos que hoy avanzan
en transformaciones democráticas de mayor justicia social.
¿Qué buscan los sectores políticos chilenos
sumándose al diseño norteamericano? Un golpe de estado solo se traducirá en más
violencia, en represión de los golpistas al pueblo venezolano y un régimen
autoritario funcional a los intereses de quiénes han generado en la historia de
nuestra región millones de pobres. Sumarse a la estrategia asumida por el
gobierno de Chile se traducirá también en el fortalecimiento de las
ultraderechas que han pasado a la ofensiva en diferentes partes del mundo. Esto
tendrá consecuencias incalculables para América Latina.
Valoramos el debate que se ha generado al
interior del Frente Amplio, y con fraternidad queremos señalar que aquellas
posturas funcionales a la estrategia del gobierno de Chile y de Estados Unidos
no nos representan. Lo que hoy necesita Venezuela es la solidaridad de los
pueblos del mundo, no políticos ni organizaciones inmiscuyéndose en sus
problemas en nombre de un supuesto sentido democrático que ignora, por un lado,
los procesos emancipadores de la base de la sociedad que ahí acontecen y por
otro, su propia historia de represión,
dolor y muerte que llevaron a cabo estos mismos sectores en distintos países
del continente.
Convocamos al Frente Amplio, a sus bases, a
los pueblos del territorio nacional a contribuir en una solución pacífica a los
conflictos que hoy vive la hermana República Bolivariana de Venezuela. Nuestro
país sabe lo que significa una dictadura financiada y empujada por sectores de
la derecha local y Estados Unidos. No seamos cómplices ni promotores en
Venezuela de las violaciones a los derechos humanos que EEUU promueve mediante
la guerra, ni del fortalecimiento del neoliberalismo en el mundo.
El presidente Nicolás Maduro fue electo en un
territorio donde se desarrolla un proceso político complejo y rico en matices,
donde es del todo legítima la existencia de una oposición, e incluso las
críticas desde sectores de la izquierda y el llamado mundo progresista. Pero
ello debe diferenciarse de forma clara e inequívoca con las estrategias que
buscan desestabilizar cualquier proceso antineoliberal y reinstalar el sistema
de desigualdades y privilegios propio de la dominación oligárquica en América
Latina.
Esta ofensiva no es casual y tampoco es
reciente. Busca derrotar una experiencia de organización social y política de
una sociedad distinta a la tradicional. Creemos con firmeza en la
autodeterminación de los pueblos, así como los problemas en Chile debemos
resolverlos entre nosotras y nosotros, las venezolanas y venezolanos tienen el
mismo derecho. Y eso lo defenderemos en cualquier parte donde el debate
político nos encuentre.
Por una salida pacífica, autodeterminada y
democrática para el pueblo venezolano
Óscar Sanzana Ale
Sanzana Paula
Salvatierra Pablo
Rebolledo
Camila Guzmán Jazmín
Valdivia Pamela
Ampuero Ignacia
Banda
Nicolás Vallejos Carlos Vergara Nelson Caja Camilo
Riffo
Felipe Valdebenito Patricio Aeschlimann Beltrán
Valdivia Tania
Madriaga
Rodrigo Ruiz Diego
Monsalve Alejandro
Escobar Claudio
Opazo
Cecilia Ugalde Javiera Valenzuela Víctor
Núñez Valeska
Madriaga
Mitzio Infante Paula Carrasco Marcela
Riquelme Christian
Órdenes
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