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¿QUÉ PASA CON LA CONMEMORACIÓN DE LOS 50 AÑOS? UNA REFLEXIÓN CRÍTICA DESDE “LA CALLE”



Hace varios años que con un grupo de compañeros comenzamos a registrar las manifestaciones, movilizaciones y actividades sociales, culturales y políticas de carácter popular que se realizan en Valparaíso, registros que posteriormente se difunden a través de las redes sociales y medios alternativos de comunicación mediante fotografías, videos, artículos y crónicas. Nuestra tarea nace desde la práctica concreta de la participación directa en dichas actividades, la gran mayoría de ellas realizadas en la calle, en los espacios públicos, por lo tanto, es a partir de esta perspectiva que nace esta reflexión relacionada con la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en nuestro país.

En estos seis meses que van del año 2023 nada distinto, llamativo, que impacte a los porteños y a las porteñas de “a pie”, relacionado, precisamente, con la conmemoración de los 50 años, ha sucedido en las calles de Valparaíso. 

Las actividades que se han realizado enmarcadas en la conmemoración de los 50 años se han limitado a los distintos espacios institucionales y virtuales, pero no se han desplegado en los espacios públicos. 

Recorriendo el plan de la ciudad puerto y algunos sectores de sus cerros en la búsqueda de testimonios gráficos relacionadas con esta importante fecha, sobre todo para las porteñas y porteños, puesto que fue precisamente en Valparaíso donde se fraguó e inició el golpe de Estado, solo me fue posible observar el mural que encabeza esta reflexión, ubicado en el sector de la subida Cumming, al costado de la Plaza del Descanso, en el territorio que representó el “punto cero” de las acciones de resistencia y lucha callejera durante la rebelión de octubre del 2019. No observé ningún otro rayado o afiche relacionado con dicha temática en el resto de los sectores que visité.

En este recorrido pude asimismo constatar con dolor que, una vez más, el mural en homenaje al presidente Salvador Allende, plasmado en uno de los muros del edifico donde se encuentra la sede del Partido Socialista de Valparaíso, en la calle Almirante Montt, nuevamente ha sido vandalizado y permanece sin ser restaurado como un mudo testigo del total abandono de los espacios públicos en la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado. 



Por otra parte, las escasas actividades y manifestaciones callejeras que se han efectuado durante todos estos meses obedecen, en general, a conmemoraciones específicas, especialmente de memoria y derechos humanos, que se realizan todos los años en determinadas fechas, actividades en las cuales aparece un lienzo o cartel haciendo referencia a los 50 años, pero no he observado actividades especiales que llamen la atención sobre la conmemoración en cuestión. Hay que hacer la salvedad respecto de las movilizaciones llevadas adelante por un grupo reducido de integrantes de organizaciones de derechos humanos que, buscando visibilizar los 50 años, decidieron realizar manifestaciones callejeras todos los días 11 de cada mes, centradas principalmente en la plaza Aníbal Pinto, pero que, debido a la reducida cantidad de manifestantes y a la ausencia de material gráfico relacionado con la conmemoración de los 50 años, no han logrado el objetivo esperado. 

Una acción enmarcada en la conmemoración que si es necesario destacar, por la potencia y lo hermoso de esta iniciativa, fue la realizada el 27 de junio pasado por el Comité de DDHH y Ecológicos y la Mesa de DDHH local de Quilpué, junto a la Comunidad Cristiana Oscar Romero de la Región de Valparaíso, que consistió en la plantación de 50 árboles nativos en la Avenida Centenario de la localidad de El Belloto, en el sector correspondiente a lo que fue la pista de aterrizaje de la Base Aeronaval de El Belloto, un centro de detención y tortura de la Armada.

Este es un año donde las calles y muros de Valparaíso, y del país en general, debieran estar llenas de murales, rayados, papelógrafos, lienzos y pancartas, junto a diversas intervenciones y manifestaciones artísticas, culturales y políticas destacando esta importantísima y dramática fecha conmemorativa, denunciando a los responsables civiles y militares del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y las brutales violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad cometidos por ellos, pero, hasta la fecha, esto no ha sucedido y, al parecer, solo será durante el mes de septiembre cuando se hará presente con mayor intensidad esta situación. Algunas universidades, como la Universidad de Playa Ancha y la Universidad de Valparaíso han formado comisiones y mesas de trabajo para planificar y llevar adelante una serie de actividades, pero, como planteaba anteriormente, de carácter más bien institucional, llena de simbolismos, pero principalmente enclaustradas al interior de los recintos universitarios, lo que, sin duda, no tendrá un impacto mayor en las y los habitantes de Valparaíso en general.

Esto está demostrando, una vez más, la compleja y desarticulada realidad organizativa del campo popular, donde distintas agrupaciones, colectivos y asambleas que se fueron conformando al calor de la lucha de la rebelión de octubre del 2019, se disolvieron, dividieron, atomizaron o simplemente desaparecieron con posterioridad a la pandemia y al Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que encauzó la rebeldía por los caminos institucionales y electorales los que, además de ser funcionales al sistema de dominación imperante, provocaron derrotas importantes a todas y todos quienes se embarcaron con ilusión y energía en este camino delimitado y definido desde las esferas del poder. 

A esta desarticulación del movimiento popular en formación se debe agregar la profunda crisis post derrota electoral que dejó en estado catatónico a las principales organizaciones sociales y políticas embarcadas en este camino del proceso constitucional, sobre el cual, de manera exagerada e ilusoria, habían colocado todas sus fichas. 


Pero, aún, teniendo en cuenta esta desmedrada situación en el campo popular, existen colectividades políticas y sociales que estando en condiciones orgánicas y materiales de impulsar y llevar adelante campañas de agitación y propaganda enmarcadas en la conmemoración de los 50 años no lo han hecho. Cabría preguntarse si este inmovilismo obedece solo a una carencia de iniciativa y creatividad, o, por el contrario, es debido a que forman parte de las alianzas que integran y respaldan al gobierno de Gabriel Boric, y esta inacción obedece a directrices políticas que prefieren no “agitar las aguas” de la movilización y la expresión popular callejera. 

Como dicen algunos amigos porteños: “tarea para la casa”.

Desconozco cuál será la realidad en relación con la conmemoración de los 50 años del golpe en otras regiones y territorios del país, pero me atrevería a aventurar que no debe ser muy diferente a lo que ha sucedido durante todos estos meses en Valparaíso. Al parecer todos están preparándose, como decía anteriormente, para desplegar las actividades en los espacios públicos, abiertos, en las calles del país, solamente durante el mes de septiembre. 

El gobierno, por su parte, está embarcado en una conmemoración de carácter simbólico, transversal e inclusiva, lo que lleva a plantearse que se traducirá en eventos plagados de palabras de buena voluntad, lo que se puede deducir del contenido de la carta de renuncia del asesor presidencial de la conmemoración de los 50 años del golpe, Patricio Fernández, donde explicita claramente cuáles son las líneas de acción definidas en conjunto con el gobierno para esta conmemoración de los 50 años, expresando: “los pilares sobre los cuales acordamos que se invitaría a todos los chilenos a formar parte de este importante momento fueron tres conceptos fundamentales e indispensables hoy en la discusión pública: Memoria, Democracia y Futuro…”, lo que fue refrendado en el Comunicado emitido por la Dirección de Comunicaciones y Prensa  de la Presidencia de la República , a propósito de dicha renuncia, donde se expresa: “El Mandatario comprende las razones que han llevado a Patricio Fernández a tomar esta decisión y valora su espíritu democrático, su compromiso con los derechos humanos y agradece públicamente el rol que jugó en la organización y en la construcción del mensaje central de esta conmemoración, el que se resume en las palabras DEMOCRACIA, MEMORIA Y FUTURO.” Esto mismo fue resaltado en las declaraciones hechas por el propio Gabriel Boric, emitidas con posterioridad a dicha renuncia, donde manifiesta que “es sencillo, es simple y yo espero que este sea un consenso transversal y generalizado y que la conmemoración de los 50 años, en el marco de memoria, democracia y futuro, que fue parte del trabajo que estaba realizando Patricio, sea un momento de encuentro y no de más divisiones. En eso yo por lo menos voy a estar plenamente dedicado.”  

No está de más preguntarse ¿de qué consenso? ¿de qué memoria?, ¿de cuál democracia?, ¿de qué futuro estamos hablando?



Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 05 julio 2023



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