Igor Goicovic Donoso
El 5 de octubre del año 2017 el ex presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar, declaraba ante los medios de comunicación que el 5 de octubre de 1988 “con un lápiz y un papel se derrotó a Pinochet”. Más adelante señaló: “decidimos derrotarlo en su cancha y en su campo”, y remarcó que “hubo capacidad de conducción y hubo decisión para invitar a los chilenos a que perdieran el miedo, y lo perdieron”. Estas declaraciones, que se reiteran hoy día a propósito del plebiscito convocado para el próximo 25 de octubre, ponen de manifiesto varias verdades y subsumen otras. No se puede menos que reconocer que se jugó en la cancha del dictador y que se le derrotó electoralmente en la misma, pero cabe también señalar que el miedo a la represión dictatorial ya se había perdido hacía bastante tiempo. Prueba de ello fueron las primeras manifestaciones de repudio a la dictadura articuladas en torno a las conmemoraciones del Primero de Mayo y del Once de Septiembre, a partir del año 1978, las huelgas de trabajadores de Panal y de ColbunMachicura, en 1980 y 1981, respectivamente, las marchas del hambre de 1982 y luego las masivas protestas populares del ciclo 1983-1987. La movilización electoral de octubre de 1988 no fue el punto de partida en el proceso de lucha por la democracia, fue más bien un punto de llegada.
Pero lo que tampoco señaló el ex Jefe de Estado en el año 2017, y
que probablemente nadie recordará hoy día, es que el plebiscito del 5 de
octubre de 1988 fue también el punto de llegada de una estrategia de
negociación política inaugurada con el denominado Acuerdo Nacional de 1985 y
continuada con las negociaciones abiertas entre la dictadura y la oposición
burguesa, al amparo de la visita a Chile del Papa Juan pablo II el año 1987.
Efectivamente, a partir de 1985, la Democracia Cristiana y los partidos
socialdemócratas articulados en torno a la denominada Alianza Democrática y al
Bloque Socialista, adscribieron al modelo económico neoliberal, aceptaron la
institucionalidad dictatorial y se comprometieron con su itinerario
institucional. De esta manera, el proyecto refundacional de la dictadura
presentó dos alternativas el 5 de octubre de 1988: La alternativa desgastada y
autoritaria que lideraba el viejo dictador y la opción remozada y “alegre” que
agitaba la oposición burguesa. El triunfo del No abrió camino a la
profundización del modelo económico neoliberal, pero esta vez digitando un
proceso de desmovilización de los sectores populares y activando una estrategia
de cerco y aniquilamiento sobre las organizaciones revolucionarias.
Pero en torno a la coyuntura del 5 de octubre de 1988 no solo se expresó la burguesía y sus aliados. Desde las filas del movimiento popular, y en particular desde el campo de las organizaciones revolucionarias, se agitó el Manifiesto por la Soberanía Popular, documento que en su momento difundió el vocero del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el sacerdote Rafael Maroto. Este documento, evidentemente, no fue recogido por la prensa de la dictadura, pero también fue vetado por la prensa de oposición. Su circulación, en consecuencia, fue restringida y su impacto político muy escaso. No obstante, ese documento, constituye una fuente valiosa tanto para leer la situación política en Chile en 1988, como para observar el itinerario institucional que se encuentra en desarrollo. Efectivamente, quienes suscribieron el Manifiesto por la Soberanía Popular señalaban en 1988: “Este nuevo Plebiscito –destinado a afianzar la institucionalidad impuesta por el golpe militar- solo busca continuar cautelando los intereses políticos y económicos del capital nacional y extranjero. Para esto necesitan de la incorporación de sectores opositores al interior del sistema de dominación, como también de la participación de sectores populares que acaten (inscribiéndose y participando en el show plebiscitario) su espuria legitimidad”.[1] Y así ocurrió, movilizados detrás de la campaña por el No, miles de chilenos concurrieron a las urnas a manifestar su rechazo a la continuidad en el poder del dictador, pero esa masiva manifestación de repudio no modificó el sistema económico, ni abolió la Constitución de 1980, ni siquiera logró sacar de la Comandancia en Jefe del Ejército al dictador. Por el contrario, a partir de marzo de 1990, las nuevas autoridades políticas, reivindicando el amplio apoyo electoral recibido primero por el No y luego por el candidato presidencial de la Concertación de Partidos por la Democracia, Patricio Aylwin Azocar, se dedicaron a profundizar el modelo económico heredado de la dictadura, introdujeron reformas cosméticas al entramado constitucional del dictador y se confabularon con los representantes políticos de la dictadura a través de la llamada “política de los acuerdos”.
Hoy
nos dicen que ese proceso, de más de 30 años, fue el que trajo mayor
estabilidad política y un sostenido crecimiento económico para Chile. Cabe
preguntarse, ¿para quiénes? De acuerdo con un estudio del Banco Central del año
2017, el quintil más rico de la población (Quintil 5: 3.400.000 personas),
concentra el 72% de la riqueza, pero si luego desagregamos este dato y lo
llevamos al 1% más rico del total (170.000 personas), esta concentración llega
al 33% de la riqueza. Este mismo 1% más rico de Chile recibe 2,6 veces más
ingresos como proporción del ingreso total del país que el promedio que recibe
el 1% más rico en países como EE.UU., Canadá, Alemania, Japón, España y Suecia.[2]En
el otro extremo de la pirámide social se encuentran aquellos chilenos que viven
en condición de pobreza, los cuales alcanzan a 1.528.284 personas de acuerdo
con la Encuesta CASEN del año 2017.[3]
Un número relativamente modesto, pero que no obstante debe ser relacionado con
otros indicadores, como el de los ingresos de los trabajadores remunerados que,
el año 2019 alcanzó a los $ 574.000en promedio, mientras que el ingreso mediano
solo llegó a los $ 400.000. Es decir, el 50% de los trabajadores percibió
ingresos iguales o inferiores a este último monto.[4] Por
otra parte, Chile aparece como uno de los países de la OCDE con una mayor
prevalencia de trabajadores por cuenta propia y con contratos temporales, lo
que sitúa a nuestro país como uno de los de mayor precariedad en el empleo. Si
tuviéramos que analizar las cifras referidas a pensiones, educación, salud,
vivienda, endeudamiento, seguridad, etc., de nuevo las inequidades, los
arbitrios y los abusos serían la regla común. Chile es, probablemente, uno de
los países más desiguales del mundo. Sin duda alguna, para muchos, la alegría
nunca llegó.
No
es extraño, en consecuencia, que, tras décadas de injusticias, inequidades,
abusos y atropellos, los trabajadores y el pueblo hayan iniciado un proceso
sostenido de movilización. Todo partió con la denominada revolución pinguina
del año 2006 y a ella se sumaron, en los años posteriores, las movilizaciones
de los trabajadores subcontratistas del cobre, los trabajadores forestales, los
trabajadores de las salmoneras, las comunidades mapuche, los movimientos
regionalistas y ambientalistas, el movimiento No Más AFPs, el movimiento
feminista y el movimiento estudiantil. En todas y cada una de esas
movilizaciones se cuestionaba con fuerza el modelo económico neoliberal y a la
élite política que lo ha blindado a lo largo de todos estos años. El punto más
alto de esas movilizaciones ha sido, sin lugar a dudas, el levantamiento
popular de octubre de 2019. Una movilización masiva, amplia y diversa que puso
de manifiesto el cansancio de la población con el actual modelo y que, a su
vez, demandó cambios económicos, sociales y políticos en profundidad.
La clase dirigente, golpeada y sorprendida por la masividad y radicalidad de la movilización popular, reaccionó con el recurso que le resulta más cómodo: La represión. Como consecuencia del violento accionar represivo de las fuerzas policiales y militares, más de 30 personas perdieron la vida, cientos quedaron con daño ocular irreparable (como consecuencia de las heridas recibidas por perdigones o proyectiles lacrimógenos disparados por la policía antidisturbios), y cerca de 2.500 permanecen en prisión acusados de diferentes delitos contra el orden público.[5] Pero a partir del 15 de noviembre la estrategia represiva fue complementada con un nuevo acuerdo político.En esta oportunidad la clase dirigente, en representación del conjunto de la burguesía, suscribió el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución que, al igual que en 1988, estructuró un itinerario de cara a la elaboración de una nueva Constitución Política. Quienes en más de 30 años no hicieron absolutamente nada por modificar el régimen económico y político en el que se fundó la inequidad y la injusticia, pretenden hacernos creer que la opción apruebo que ellos lideran abrirá definitivamente un camino de cambios.[6] Concordante con ello se aprestan a ocupar los cargos de constituyentes ya sea que se apruebe la Convención Constituyente o la Convención Mixta. Es decir, se aprestan a reestructurar el sistema de dominación y nos convocan, una vez más, a que seamos partícipes de dicho proceso.
Cabe
preguntarse, legítimamente, si es una opción el abstenerse de participar en un
proceso que, a todas luces, se encamina a reconfigurar las relaciones de
dominación en Chile. Mi respuesta es categórica, si, es una opción. No
obstante, hoy, a diferencia de lo ocurrido en el año 1988, no se observa la
formación de un movimiento social y político que convoque y articule no solo la
abstención sino, además, la movilización del campo popular y la formulación de
una propuesta programática. El proceso constituyente no resolverá estos
problemas, pero si es una coyuntura que debemos aprovechar a objeto de afianzar
la organización de base y avanzar hacia niveles superiores de coordinación y
articulación del campo popular.En esta oportunidad el plebiscito constitucional
y los debates en torno a la nueva constitución no pueden convertirse en un
punto de llegada, deben ser parte de un proceso ininterrumpido de organización
y movilización popular que nos conduzca a las transformaciones económicas,
sociales y políticas largamente postergadas.
Quilpué
5 de octubre de 2020.
En el Boletín N° 43 del CODEPU V REGIÓN, de Marzo-Abril de 1988 se publicó el MANIFIESTO POR LA SOBERANÍA POPULAR, el cual transcribo a continuación como parte de la recuperación de la Memoria Histórica:
MANIFIESTO POR LA SOBERANÍA POPULAR
“Con el fin de conformar un amplio movimiento nacional,
diversas organizaciones sociales han elaborado un Manifiesto, a través del cual
convocan –en forma amplia y no excluyente- a todas aquellas organizaciones y
personas que en forma consecuente, con una real
defensa de la Soberanía Popular, rechacen la “legalidad” impuesta por la
dictadura, lo que incluye:
-El rechazo de la Constitución del 80
-El rechazo y boicot activo de la farsa plebiscitaria
-La lucha rupturista y consecuente por la conquista de la Soberanía
Popular
LA PERPETUACIÓN DEL REGIMEN
Chile vive momentos
cruciales.
La implacable decisión política del régimen, de seguir perpetuándose en
el poder y las debilidades de una oposición claudicante –incluidos importantes
sectores de la izquierda chilena- nos mueven a afirmar nuestras posiciones, de
cara al Pueblo y sus organizaciones.
El régimen encabezado por las Fuerzas Armadas y apoyadas por
los grandes empresarios y las transnacionales, se aprestan a consumar su
TERCERA Y PUBLICITADA FARSA PLEBISCITARIA, aplicando su ilegítima Constitución
y sus Leyes Políticas complementarias, pretendiendo legitimar lo imposible,
cual es : el quiebre institucional del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al
Presidente Constitucional Salvador Allende.
Este nuevo Plebiscito –destinado a afianzar la
institucionalidad impuesta por el golpe militar- solo busca continuar
cautelando los intereses políticos y económicos del capital nacional y
extranjero. Para esto necesitan de la incorporación de sectores
“opositores” al interior del sistema de
dominación, como también de la participación de sectores populares que acaten
(inscribiéndose y participando en el show plebiscitario) su espuria
legitimidad.
La dictadura –en el despliegue de su política
continuista- no trepida en dilapidar el
patrimonio nacional en su millonaria y escandalosa campaña electorera,
manipulando la dramática situación que vive nuestro Pueblo –cesantía real y
disfrazada; hambre y desnutrición; extrema miseria y prostitución; jibarización
de los salarios y usurario aumento de las UF; despojo de sus tierras y su
cultura al Pueblo Mapuche- situación de la que ella misma es responsable al
aplicar su “modelo” económico tan grato al Imperialismo.
A ello se agrega la represión en “tiempo de guerra” que hoy
desata en contra del Pueblo: nuevos secuestros y desaparecimientos; asesinatos
selectivos y masivos amedrentamientos a religiosos, sindicalistas, estudiantes,
dirigentes poblacionales y artistas; intimidación y censura a la prensa
independiente y encarcelamiento de opositores; ¡desesperado esfuerzo por
preparar el circo electoral –en un país sometido- con un Pueblo desmovilizado y
una izquierda marginal!
El Pueblo chileno jamás legitimará la dictadura, ni se
venderá al régimen, porque su diaria realidad le está demostrando la falsedad
de la propaganda oficial. Tampoco se dejará amedrentar por la represión: el
Pueblo no es ni debe ser parte de esta parodia electoral.
Frente a esta innegable realidad, la dirigencia de los
partidos de centro –e incomprensiblemente, sectores de la propia
izquierda- rivalizan con el régimen para
convencernos de las bondades de este camino “democrático”, que por cierto
responde al itinerario constitucional, y no –como se pretende hacernos creer-
al ejercicio de un Derechos Soberano Conquistado.
La dictadura ha dado claras muestras de que no hay ni habrá
garantías para una verdadera participación popular: ¡14 años de “guerra
interna” contra las mayorías de este país, así lo han demostrado!
Nadie puede entonces llamarse a engaño. El Plebiscito –en su
origen- ya es fraudulento y asegura el “triunfo” del candidato único.
Serán los sectores empresariales, la alta oficialidad de las
FFAA y el Imperialismo los que mañana se felicitarán por el gran respaldo
logrado “democráticamente”. Y habrán sido los sectores vacilantes de la
oposición –los mismos que ayer proclamaron la ilegitimidad de la Constitución
del 80- los que habrán contribuido a su aparente legitimación.
CON DIGNIDAD, FIRMEZA Y CONSECUENCIA
LUCHEMOS POR LA CONQUISTA DE LA SOBERANÍA POPULAR
Hay momentos en la vida de los hombres, de los partidos, de
los Pueblos, en los cuales más que nunca son imprescindibles la dignidad, la
consecuencia y la firmeza para enfrentar los graves desafíos que imponen
determinado momento histórico en el camino ascendente para construir el
porvenir. Compatriotas: ESTE ES UNO DE ESOS MOMENTOS CRUCIALES.
Hoy debemos responder con la fuerza altiva de todo Pueblo
organizado en lucha por sus Derechos, ante la soberbia autoritaria, sin
claudicaciones.
Compatriotas: los convocamos a LUCHAR POR LA SOBERANÍA
POPULAR, que se encuentra radicada en el Pueblo mismo, en sus organizaciones,
en su derecho a rebelarse contra este régimen y su institucionalidad, mediante
la lucha abierta por conquistar sus derechos humanos, políticos, culturales,
económicos y sociales.
Es hora de impulsar con todas nuestras fuerzas un AMPLIO
MOVIMIENTO POR LA SOBERANÍA POPULAR Y EL RECHAZO INSTITUCIONAL, denunciando
desde el Pueblo y ante el Pueblo, esta nueva maniobra del régimen, renovando la
conciencia y el compromiso democrático en cada población, centro cultural,
laboral, estudiantil, y en cada organización social y política, para salirle al
paso a las pretensiones de la dictadura.
En lo concreto, esto se expresa al boicot activo a la FARSA
PLEBISCITARIA que, desde ahora, se está desarrollando ante nuestros propios
ojos, farsa encaminada esta vez a enterrar definitivamente la legítima voluntad
popular.
En lo inmediato, los llamamos a la movilización resuelta
contra el régimen, reafirmando nuestro RECHAZO A LA CONSTITUCIÓN DEL 80, en
especial:
-Al Artículo Octavo, sus leyes de censura y segregación
ideológica -A la Ley de Partidos Políticos
controlados por el sistema -A la inscripción en los
Registros Electorales.
¡Los llamamos a rechazar de plano toda esa pretendida
legalidad, expresada en la Constitución, su articulado y sus leyes políticas
impuestas!
Entendemos que el único camino a una democracia ejercida por
el Pueblo pasa por asumir estas definiciones y sus correspondientes desafíos,
para lo cual –con renovadas y concertadas energías- la clase obrera y popular
debe impulsar desde sí misma LA MÁS RESUELTA MOVILIZACIÓN, por cada uno de sus
derechos y reivindicaciones sectoriales y generales, avanzando hacia un PARO
NACIONAL en el marco del proyectado plebiscito.
De modo que no solo se produzca una ABSTENCIÓN ACTIVA (si
usted ya se inscribió, NO VOTE y súmese a esta alternativa popular), sino que
se exprese también el masivo repudio a la perpetuación del régimen, avanzando
en la perspectiva de CONQUISTAR LA SOBERANÍA POPULAR DEFINITIVAMENTE.
¡Tenemos fuerzas para triunfar si tenemos voluntad política
para ello!
Lo demostramos durante las Protestas y Paros realizados, que
conmovieron los cimientos mismos del régimen, obligándolo a maniobrar con los sectores que se prestaron
al “diálogo” para evitar su descalabro.
Se trata de organizarnos en torno a un gran Movimiento
Nacional que de una vez por todas deje claro ante el mundo, la incontenible
decisión de los chilenos de recuperar su dignidad y su inalienable derecho a expresarse
y participar libremente, en una democracia ejercida por el pueblo. Se trata de
organizarnos en torno a una clara y definitiva propuesta que interprete a las
mayorías populares que saben que el régimen no tiene solución para sus
problemas más urgentes. Y esta organización y esta lucha pasan hoy día por
RECHAZAR EL PLEBISCITO DEL RÉGIMEN y su “proyección” al año 2000.
POR UNA ALTERNATIVA PROFUNDAMENTE
PATRIÓTICA Y DEMOCRÁTICA
Compatriotas: sabemos que nuestra propia y decidida lucha
rupturista es la única vía consecuente que nos conducirá al logro de todas
nuestras reivindicaciones; la única que nos asegure el respeto de los Derechos
Humanos, una verdadera justicia y una real libertad. En definitiva, la única
vía que nos hará dignos de ejercer mañana la SOBERANÍA POPULAR.
Frente al momento crucial que vive Chile, convocamos a todos
los chilenos a que se sientan interpretados por esta ALTERNATIVA PROFUNDAMENTE
PATRIÓTICA Y DEMOCRÁTICA, a suscribir este Documento e incorporarse activamente
a este Movimiento Popular.
Convocamos también en forma especial, a las fuerzas
políticas opositoras más consecuentes, a retomar las banderas de lucha que
representan los verdaderos intereses del Pueblo: ¡a ellas les decimos que su
lugar histórico está aquí!
Con firmeza, con dignidad y lucha ¡ a enfrentar las
pretensiones de perpetuación del régimen hasta conquistar la libertad y la
democracia que las mayorías estamos exigiendo para Chile ¡
¡SOBERANÍA POPULAR CONTRA LA BOTA
MILITAR!
¡CONTRA LA FARSA ELECTORAL, HUELGA GENERAL!
Comité
Público
MOVIMIENTO POR LA SOBERANÍA POPULAR Y
EL RECHAZO INSTITUCIONAL (M.S.P.)
Santiago de Chile, Febrero 1988
INTEGRANTES DEL COMITÉ PÚBLICO DEL
MOVIMIENTO POR LA SOBERANÍA POPULAR:
RAFAEL MAROTO
(Sacerdote)
PABLO MIRANDA (Director Colegio Asistentes
Sociales)
LAUTARO LABBE (Escultor)
JAIME PICHUANTE (Vocal FECH)
JAIME PÉREZ
(Dirigente Nacional Contramet)
AUCAN HUICAMAN
(Dirigente Nacional Ad-Mapu)
ELÍAS CAÑUMAN
(Dirigente Metropolitano Ad-Mapu)
ROSA SILVA
(Dirigente Agrupación Fam. Ejecut. Polit.) PEDRO
PABLO GONZÁLEZ
(Secretario General Fesit)
JORGE TRONCOSO (Secretario CNT
Zona Oriente)
MANUEL POBLETE (Dirigente Textil
Machasa)
JUAN PABLO
SCROGGIE (Dirigente
Estudiantil Universidad de Chile) GRACIELA SILVA (Presidenta
Unión Chilena de Mujeres) ANTONIO
OLIVARES (Dirigente
Estudiantil USACH)
RAÚL ARANCIBIA
(Dir. Agrupación Ex Presos Políticos PISAGUA ) ROBERTO AVILA TOLEDO (Abogado CODEPU)
IVÁN IGLESIAS
(Dirigente Poblacional LA GRANJA)
ROLANDO RIVAS (Dirigente Comando Unitario de
Pobladores)
JORGE ANCAMIL (Dirigente
CUP-Movimiento por un Chile Libre) EDUARDO GUTIÉRREZ (Dir. Metropolitano
COLEGIO ODONTÓLOGOS)
RAÚL ELGUETA
(Abogado-Dir. Derechos Humanos LA LEGUA) CARLOS PIÑERA (Dirigente
DDHH Población Yungay) MARIO SILVA
(Dirigente FEUN Antofagasta)
XIMENA Y MARCELA (Cantantes
Populares) JORGE
SELLAN
(Abogado-Centros de Estudios Arauco) MARÍA DE LA
LUZ SALAS
(Secretaria Ejecutiva CODEPU V
Región) CECILIA CHINCHÓN (CODEPU V
Región)
IGOR GOICOVIC (Dirigente
Estudiantil UCV) NIBALDO
GUTIÉRREZ
(Dirigente Nacional Femach)
JUANA CUADRADO (CODEPU V
Región)
CELIA
MORGUNOVSKY
(CODEPU V Región)
GUILLERMO CORREA (CODEPU V
Región) GABRIELA
CORREA
(CODEPU V Región)
GLORIA CARMONA (CPDEPU V
Región) ELVIRA
MORALES
(Dirigente Agrupación Familiares Presos Políticos) SILVIA AEDO
(Dirigente Agrupación Familiares Presos Políticos) MARCELA AGUILERA (CODEPU REGIONAL
SANTIAGO)
EDUARDO BERMÚDEZ (Dirigente
Poblacional EL BOSQUE)
[1] Manifiesto por la Soberanía
Popular, 1988.
[2] Martínez, Felipe y Uribe,
Francisca, Distribución de la riqueza no
previsional de los hogares chilenos, Banco Central, Documentos de Trabajo,
806: Santiago de Chile, julio de 2017, p. 6 y López, Ramón et al, La parte del león: Nuevas estimaciones de la
participación de los súper ricos en el ingreso de Chile, Serie de
Documentos de Trabajo, 379, Facultad de Economía y Negocios, Universidad de
Chile: Santiago de Chile, 2013, pp. 21-29.
[3]Ministerio
de Desarrollo Social, Situación de
pobreza. Síntesis de resultados. Casen, 2017, Ministerio de Desarrollo
Social, Observatorio Social: Santiago de Chile, 2017, p. 7.
[4]Instituto
Nacional de Estadísticas, “Ingreso mensual promedio”, en:
https://www.ine.cl/prensa/2019/09/16/ingreso-laboral-promedio-mensual-en-chile.
[5] Instituto Nacional de Derechos
Humanos (INDH), Reporte de estadísticas. Disponible en: https://www.indh.cl/.
[6] Entre los partidarios del
apruebo se encuentran destacados personeros de la derecha, entre otros, Pablo
Longueira y Joaquín Lavín, de la UDI, y Mario Desbordes y Juan José Ossandón,
de RN.
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