Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 01 septiembre 2018.
El Día sábado 1° de septiembre se efectuó el “Primer encuentro regional por la Memoria”
en la Ex Cárcel Pública de Valparaíso.Diferentes
organizaciones participantes, mediante testimonios y expresiones artísticas,
dieron a conocer algunas vivencias de situaciones ocurridas tanto al interior
de los campos de concentración y recintos carcelarios, como otras realizadas al
exterior, que aportan a la reconstrucción del gran puzle de la Memoria y la
lucha de Resistencia.
Alicia Zúñiga, a nombre de la Mesa de Cultura, Memoria y
Derechos Humanos, dio la bienvenida a las y los participantes, expresando que
este primer encuentro constituye “una
jornada cargada de memoria, en donde mostraremos todo lo que significó la
resistencia, la contención, las expresiones artísticas que surgieron durante la
dictadura, en las condiciones carcelarias. Esta muestra refleja un periodo de
nuestra vida, pero que se extiende hasta hoy, en lo que significa la
recuperación de la Memoria”
Desde Santiago, compañeras
y compañeros, ex prisioneros y prisioneras políticas, que conforman el
coro “Voces de Rebeldía”, estuvieron
presentes en este encuentro para, junto con interpretar algunas canciones,
entregar el testimonio respecto a la conformación de esta agrupación, la cual fue
creada por las Prisioneras Políticas del campo de secuestro y detención de Tres
Álamos.
Amelia Negrón, integrante del coro, entregó un detallado
relato en donde manifestó:
“Hoy, a más de cuarenta años del golpe de estado, estamos aquí reunidas
para recordar a nuestras compañeras y compañeros a los que la dictadura truncó,
no solo el camino, sino sus jóvenes y hermosas vidas(…) queremos decirlo y
repetirlo cada vez que sea necesario: ellos fueron torturadas y asesinados vil
y cruelmente y luego, sus restos, hechos desaparecer. No hay ni habrá consuelo para sus familiares,
amigos y compañeros. Los responsables no tendrán perdón (…) Una de las formas de expresar nuestra
rebeldía, como una forma de resistir y seguir adelante fue y es cantar.
Cantarles a los que ya no están, cantarle al dolor, a la injusticia, al futuro
que, hagan lo que hagan y digan lo que digan, será nuestro (…)
El canto, en la realidad de la prisión fue memoria, hermandad,
solidaridad, ternura, fuerza. Hoy, seguimos cantando para no olvidar, para no
olvidarnos, para dar testimonio que sobrevivimos y que hemos hecho este camino
junto a quienes no lo lograron. A ellas y a ellos los llevamos siempre vivas,
siempre vivos. Cantamos, porque en este
país la justicia es “en la medida de lo posible”, y no lo aceptamos. Cantamos,
porque no permitiremos genocidas caminando libres impunes. Cantamos,
porque el grito no es bastante, ni el llanto ni la rabia.
Cantamos, porque creemos en nuestro pueblo, porque venceremos la
derrota, y seguiremos cantando hasta lograr toda la verdad y toda la justicia.”
Una pequeña mesa ubicada a un costado del escenario, a media
luz, que reflejaba un café cualquiera, recibió a dos compañeras que estuvieron
prisioneras en la cárcel del Buen Pastor en Valparaíso, las cuales, a través de
un distendido diálogo, fueron rememorando pasajes de su permanencia al interior
de este recinto carcelario. En uno de estos diálogos, Alicia expresó:
“Una de las cosas que recuerdo fue que el 11 de septiembre del año 74
todas nosotras decidimos vestirnos de negro y no hacer absolutamente nada ese
día en el patio que compartíamos con las comunes, y una compañera nuestra que
canta maravilloso, la Gioconda, se puso a cantar “La pericona se ha muerto…”, y
bueno, obviamente que las gendarmes y las monjas se enojaron, y nos acusaron a
la Fiscalía. Eso fue muy significativo, porque era una de las primeras
protestas que hacíamos en esas condiciones.”
La otra compañera, Leslie, interviene en la conversación
agregando:
“Claro, te acuerdas que había que había que hacer todo camuflado. Eran
etapas recientes, no sabíamos cómo manejarnos muy bien, entonces camuflábamos.
Te acuerdas que hicimos una obra de teatro: La Esmeralda. Había una comedia
mexicana que se llamaba “Esmeralda, la hija del río”, y nosotras inventamos un
guión y el nombre era simbólicamente recordando al barco donde torturaron a
muchos compañeros…”
La primera parte de este encuentro, que se inicio alrededor
de las 10,30 horas, terminó con la participación musical del “Chilote
Rodríguez”, para posteriormente compartir un café, antes de continuar con la
entrega de testimonios.
Durante la segunda parte de esta extensa jornada matinal,
que culminó pasadas las dos de la tarde, pudimos conocer otras Memorias
Resistentes. En primer lugar, la compañera Silvia Mazzella, quien estuvo
prisionera en Tres Álamos nos relató:
“Quería contarles que Tres Álamos se abrió en junio de 1974 y empiezan
a llegar compañeras que estaban en otros centros de tortura, especialmente
provenientes de Villa Grimaldi. La mayoría pasamos por Villa Grimaldi, Cuatro
Álamo y luego Tres Álamos (…) Una vez que llegan las compañeras, la primera
actividad fue darse una organización, que fue una organización política. Se
forma lo que se llamó El Consejo de Ancianas. A partir de esta organización
política se iban organizando a las diferentes compañeras que continuaban
llegando, en diferentes actividades. Allí es cuando se decide formar lo que
fueron los Talleres Laborales (…) Nosotras no dejamos de militar porque
estábamos detenidas, fue al revés, nuestra militancia se hizo más fuerte, con
otras características, hasta el momento que fuimos liberadas algunas,
expulsadas otras. Siempre hubo una visión revolucionaria al interior del campo
de concentración, y que buscaba el bien común.”
Con el testimonio de Silvia, culminó la primera parte de la
jornada matinal, realizándose un pequeño intermedio para compartir un café.
La segunda parte comenzó con el testimonio entregado por
Miriam Espinoza, actriz y directora teatral, quien abordó el trabajo
desarrollado en este plano, tanto durante el proceso de la Unidad Popular
durante los años 70 al 73, como asimismo el teatro como acción resistente
frente a la dictadura, con diferentes formas de expresión, en donde el teatro
popular, de base, callejero, desempeñó un papel muy importante
Transcribo a continuación algunas de las décimas, creadas
por Víctor Sanhueza, integrante del Colectivo Peña el Brasero:
“Nos hicimos resistencia/ Junto a obreros y estudiantes/ Nutrimos
nuestro talante/ Y nos hicimos presencia/ Altiva desobediencia/ Junto al verso
y la guitarra/ Esquivándole a las garras/ De la feroz dictadura/ Este talante
perdura/ Somos sarmiento en la parra
El cantar tiene sentido/ Cuando es la voz popular/ Que se despliega al
volar/ Con su trinar tan querido/ En el construyen su nido/ Los pájaros más
locuaces/ La esperanza se rehace/ Se remienda la desgracia/ Y en las ramas de
una acacia/ Arma el cantor sus compases
Se canta contra el olvido/ Es
decir, por la memoria/ Por conocer de la historia/ Sus giros desconocidos/ Esos
que han sido torcidos/ Por escribanos letrados/ Personajes respetados/ Por la
cultura oficial/ Discurso y sueldo fiscal/ Del pueblo tan alejados
Memoria para el mañana/ En versos y melodías/ Esperanzas y alegrías/ Al
vuelo como campanas/ Cruza el cielo una proclama/ Con luminosa verdad/ Urgente
necesidad/ Despojarse de egoísmos/ Orgullosos sectarismos/ Por construir unidad
“
Por su parte, las Bordadoras de la Memoria intercalaron su
testimonio a la música y en este relato, entre otras cosas, expresaron:
“El Colectivo Bordadoras de la Memoria somos mujeres comprometidas con
la vida, los sueños, la verdad y la justicia. Bordamos la historia para
mantener la memoria viva, por un futuro de respeto a los Derechos Humanos, y
hoy en contra de la negación y el olvido que quiere institucionalizarse en
nuestro país.
Cada hilo con los que bordamos reconstruye profundas historias de
dolor, cada puntada nos devuelve las ausencias. Las Bordadoras somos mujeres
comprometidas políticamente, que participamos en la conquista del gobierno
popular, en defensa de sus logros para construir un mundo mejor y ante el
horror del golpe de estado, fuimos resistencia en dictadura.
Somos mujeres que amamos la vida, que bordamos la esperanza con hilos
de sueños, que tenemos la fragilidad de una flor ante la sonrisa de los niños,
pero la fuerza de un roble ante la injusticia, y cantamos al amor arrebatado
por la bestial dictadura.
Porque somos hijas, madres y abuelas defensoras de la vida, el amor, la
justicia, la libertad.
¡Bordaremos hasta el cielo! “
Con la presentación de esta hermosa obra musical, poética y
testimonial, finalizó la jornada matinal de este primer encuentro regional. Las
y los asistentes compartieron un almuerzo de camaradería, para continuar con la
jornada de la tarde.
Esta tercera parte estuvo dedicada a las actividades
artístico-culturales de memoria y resistencia que se están realizando en el
presente, poniendo énfasis en las manifestaciones en donde participan muchachos
y muchachas de las nuevas generaciones.
Un conjunto musical
mostró sus creaciones, luego de lo cual, un grupo de estudiantes del Liceo
María Luisa Bombal, a cargo de su profesora de Historia, entregaron el
testimonio de la actividad realizada en su colegio, enmarcada dentro del
proyecto “Embajadores de la Memoria”, que cristalizó con la realización de un
Mural en homenaje a ochos compañeros y compañeras detenidas desaparecidas el
año 75, el cual fue colocado afuera del establecimiento y justo en frente del
Regimiento Maipo, lugar donde estuvieron detenidos las y los compañeros que después hicieron
desaparecer.
“Este fue un trabajo en coordinación con la Municipalidad de
Valparaíso y Villa Grimaldi. Como profesora de Historia y siendo parte de una
experiencia vivida en dictadura militar, pero que los chicos no tenían por qué
conocer, convoqué curso por curso a niños que quisieran trabajar Memoria y
Derechos Humanos y, desde ese punto de vista, aceptaron 10 niños trabajar con
Villa Grimaldi y con Corporación Municipal de Valparaíso. De estos 10 niños,
algunos han partido a otros Liceos. Hoy nos acompañan cuatro de estos
estudiantes, Esteban, Katia, Vaitiare y Leo, quienes nos van a contar cómo
vivieron ellos esto de trabajar Memoria y Derechos Humanos con Villa Grimaldi.”
Vaitiare se refirió a cómo decidieron trabajar el tema del
proyecto, manifestando que:
“Fue un gran trabajo y una gran labor para nosotras el intentar
recuperar ciertas partes de la historia, en conjunto con Villa Grimaldi y la
Corporación Municipal de Valparaíso (…) Fuimos metiéndonos más en el tema,
profundizando, averiguando más cosas y hubo una instancia en que viajamos a
Villa Grimaldi en Santiago, estuvimos allá en una jornada, en la que conocimos
muchas más historias, y de todas estas historias tuvimos que trabajar en grupos
con los diferentes Liceos que fueron, y nosotras escogimos a “Los Ocho
Desaparecidos de Valparaíso”
(…) Para nosotros este trabajo ha sido muy conmovedor, con muchas
emociones y sentimientos encontrados entre nosotros mismos, entre nuestra
familia cuando le comentábamos de los temas. Nosotros tenemos una pincelada de
lo que pasó, pero hay muchos jóvenes que ni siquiera saben que esto pasó.
Gracias a este proyecto pudimos enterarnos de muchas cosas, de las violaciones
a los Derechos Humanos que nosotros nunca nos imaginamos. Fue un gran
aprendizaje para nosotros, un gran logro el haber concretado el trabajo con un
Mural afuera de nuestro Liceo”
Esteban, otro de los alumnos presentes contó acerca de las
dificultades que se encontraron a nivel de los profesores cuando les plantearon
el tema del proyecto que realizarían.
“El tema de cómo presentar el trabajo que realizaríamos, en la reunión
de profesores, fue un poco complicado, porque tuvimos que esperar como una hora
para que los profesores se calmaran y poder exponer el trabajo (…) Fue difícil
exponer el tema, porque queríamos que nos dieran una opinión de cómo
presentarlo, ya que la idea era colocarlo afuera, frente al Regimiento Maipo.
Algunos profesores empezaron a hablar que esto nos va a marcar, esto nos va a
llevar para abajo, va a arruinar el Liceo, que iban a disminuir las matrículas,
se armó una gran discusión, y hubo un momento en que tuvimos que pedir silencio
para que nos dejaran hablar, para que nos entendieran. Era un choque que
teníamos entre alumnos y profesores, porque algunos profesores nos decían que
estábamos mal, que era un error, que no teníamos que hacerlo, pero con
paciencia pudimos seguir adelante y hacer este trabajo, esta pequeña Memoria
que hicimos (…) A mí lo que me estimuló a trabajar en esto fue para que nunca
se olvidara lo que había pasado y para que nunca más vuelva a pasar. Por eso
nosotros pusimos afuera de nuestro Liceo este pequeño Mural, para que la gente
se diera cuenta de lo que pasó y nunca se olvidara.”
En los testimonios entregados, la alumna Katia comentó como
fue el proceso de elaboración del Mural:
“Cuando nosotras decidimos hacer un Mural empezamos a preguntarnos cómo
lo íbamos a hacer. Lo primero que hicimos fue realizar un power point
explicando más o menos lo que queríamos hacer, dando nuestras ideas. Al final
dijimos, ya en una tabla lo colocamos afuera del Liceo. Teníamos problemas con
quién escribía, cómo lo íbamos a colocar. Al final colocamos unas fotos con los
ocho desaparecidos, pero atrás de ellos hay más gente, y esa gente representa a
todas las personas que estás Detenidas Desaparecidas. Buscamos la información
de cada uno de los ocho para saber cómo presentarlos, y nos dábamos cuenta que
eran estudiantes, trabajadores con familia, y el más joven que tenía 19. Cuando
lo presentamos y lo colocamos afuera teníamos miedo que lo sacaran, lo rayaran,
pero hasta ahora todavía sigue allí.”
“ Para los jóvenes fue muy emotivo el día en que presentamos
el Mural a toda la comunidad educativa, porque a través de Villa Grimaldi tratamos
de ubicar a alguno de los familiares y llegó una hija de uno de los Detenidos
Desaparecidos, lo que fue muy impactante para los jóvenes. Nosotros veíamos la
historia como muy lejana y conocer a alguien que era parte de esa historia y de
ese sufrimiento fue muy conmovedor, por lo tanto los chiquillos ahí dijeron el
Mural va sí o sí afuera del colegio (...) Nosotros no somos un Liceo
politizado, para nada, y por lo mismo, el valor que tiene esta obra es que los
niños no tuvieron miedo, y esto marca a esta generación. Nosotros que vivimos
en dictadura todavía tenemos miedo, pero ellos no lo tienen, no lo heredaron, y
como no tienen miedo actuaron resueltamente para colocar afuera el Mural.”
Continuando con el programa y como parte final del mismo, se
presentó una obra de teatro llamada “Nuestra Frida”, bajo la dirección de
Miriam Espinoza, que es un homenaje a todas las mujeres detenidas,
secuestradas, torturadas y desaparecidas.
La puesta en escena, cargada de emociones, dolor y fuerza, conmovió en forma
notoria a todas las personas que asistieron a este Primer Encuentro Regional
por la Memoria y la Resistencia.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 01 septiembre 2018.
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