Desde hace ya varios años, en forma
incansable y consecuente, un grupo de luchadores y luchadoras populares -muchas y muchos de ellos sobrevivientes de
la prisión política y tortura sufrida durante la dictadura cívico militar,
especialmente en recintos de la Marina acá en Valparaíso- se dan cita el día 11
de cada mes en las afueras del Museo Naval , ubicado en el Cerro Artillería,
para funar
la estatua de Merino, exigiendo que se retire este símbolo de la represión de
los jardines de este recinto ya que representa una apología del terrorismo de
Estado instaurado en nuestro país con el golpe militar de 1973.
Hoy 11 de febrero de 2021 se realizó la funa
N°89.
A pesar de la Pandemia de coronavirus y sus
restricciones sanitarias sólo en una oportunidad se ha realizado esta acción de
resistencia, memoria y de lucha en contra de la impunidad en forma virtual, ya
que incluso en los períodos más complejos del confinamiento, un grupo reducido
de compañerxs acudió a realizar esta movilización en forma presencial,
manteniendo viva la consigna del Nunca Más y el respeto de los Derechos Humanos
mediante la protesta y acción directa.
Esta vez el número de participantes fue
mayor que en ocasiones anteriores, pero haciendo una crítica y una autocrítica
que siempre debe estar presente en los sectores populares, ni en los “mejores momentos”
de las movilizaciones populares la participación de organizaciones de Derechos
Humanos, colectivos sociales y/o agrupaciones políticas ha sido masiva. Es
necesario reflexionar al respecto.
Esta idea de desmonumentar los
símbolos de la dictadura, en particular la estatua de Merino, se remonta al 11
de Septiembre de 2013, cuando al conmemorarse los 30 años del golpe de Estado
el Colectivo Cultural y de Derechos Humanos Cine Fórum de Valparaíso plantea,
convoca y lleva a la práctica esta acción por primera vez.
Nelson Cabrera, integrante del Colectivo
Cine Fórum, presente en esta funa, al consultarle ¿qué le parecía
que después de más de siete años, se continúe mes a mes realizando esta acción?,
manifestó:
“Creo que esto es parte de la batalla simbólica de lo
popular, refractario a la violencia del golpe de Estado, con respecto a lo que
es la exposición de los símbolos del poder vencedor, a través de íconos,
estatuas, nombres de calles; entonces que se asuma esta pequeña arista
cultural-estética, que recoge una expresión de memoria, de indignación ante los
delitos de lesa humanidad”, por lo que nuestra acción constituye un peregrinar
clave, necesario, urgente, que debiera abrir expectativas.
De alguna manera esto lo vimos desde el 18 de Octubre en adelante, este fenómeno de
“desmonumentar” a los conquistadores del Wallmapu, por ejemplo; o también como ha sido el recambio de nombre de la plaza
Aníbal Pinto por “Plaza de la Resistencia” acá en el Puerto y la Plaza de la
Dignidad en Santiago. Pienso que es un inicio y un permanecer presente, para
generar hitos en esta nueva lucha cultural-simbólica-estética.”
Este accionar constante, mensual, cada día
11 a mediodía en punto, podría ser definido como una especie de ritual, ¿qué
respondes ante esto?
“El rito es fundamental en toda actividad, ir el 11 de
Septiembre al Memorial, o acudir a distintas actividades a lugares donde
existen Memoriales, acudir a lugares en donde están enterrados nuestros
antepasados, es una actividad clave en la vida humana. Sin el rito se pierde la
conexión con la memoria. Esto también es parte del discurso estético que
significa el rito, la memoria, la representación de nuestro pasado histórico y
en este caso específico cuestionar un ícono, una imagen así concreta que
representa a la dictadura, como lo es la estatua de Merino.”
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(Fotografía facilitada por Juan Flores) |
Durante el período más álgido de la rebelión popular iniciada el 18 de Octubre los marinos cubrieron con planchas de madera la estatua de Merino, precisamente antes de un día 11, temerosos de que se pudiera actuar directamente en contra de ella, ¿qué opinas de aquello?
“Me pareció una forma urgente de “monumentar” ante una
posible “desmonumentación”, ya que creyeron que iba a llegar la poblada e iba
hacer desaparecer su ícono. Es poner todo al revés, porque ellos con el poder
de las armas podían defender la estatua, pero la taparon con madera; una acción
verdaderamente ridícula que demuestra que sus símbolos, sus estatuas, son con
pies de barro, y si no fuera por las armas caerían. Fue una especie de acción
de arte, estética, al revés de lo que pretendieron hacer, porque ellos solo
saben defenderse con las armas y negando y ocultando el pasado.”
Por su parte, Alicia Oleas, una incansable
luchadora popular que ha asistido a prácticamente todas las funas, ex prisionera
política de la dictadura resaltó que “a pesar del tiempo que ha transcurrido
desde el término de la dictadura, es una vergüenza que siga existiendo este
horroroso símbolo que representa para nosotros, ex presos y ex presas
políticas, todo lo que significó el
golpe de Estado, la dictadura y la participación de la Armada en la brutal
represión que se desató en contra de chilenos y chilenas. Nosotras seguimos
incansablemente viniendo a esta funa porque es una forma de mostrar que
seguimos resistiendo, seguimos luchando por el respeto de los Derechos Humanos
y seguimos luchando en contra del negacionismo, los pactos de silencio y la
impunidad.”
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 11
de Febrero 2021
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