Nelson Paredes
Escritor
El pasado 27 de octubre, en pleno
desarrollo del mayor proceso de rebelión social del que se tenga memoria en la
historia de Chile, el empresario Álvaro Saieh y su esposa Ana Guzmán,
subastaron en la localidad de Sentis, Francia, la obra “El Cristo Burlado” del
artista de Florencia Cenni di Pepo, conocido como Cimabue (1272-1302), en la
estratosférica suma de más de 24 millones de euros, unos 20000 millones de
pesos chilenos.
En un país como Chile en el cual la mayoría
de los pensionados, hombres y mujeres, están condenados a sobrevivir a duras
penas en una vejez indigna, una de tantas causas acumuladas que gatillaron el
estallido social, este hecho viene a constituir una bofetada más, una nueva
burla de esa casta que se hizo del poder y de las riquezas de Chile producto
del modelo neoliberal impuesto por la dictadura cívico militar y profundizado
por los sucesivos gobiernos post dictadura, y que nos habla de lo distante que
está, de la burbuja en que vive esta élite, para no decir que le importa un
rábano lo que le ocurra a más del 80% de los chilenos. Esta subasta ganada por
esta pareja de magnates en el sofisticado mundo del arte, viene a constituir un
hecho de genuina violencia hacia los vilipendiados del sistema.
Escudriñar en los orígenes de las fortunas de
la mayoría de esa élite empresarial a estas alturas resulta inoficioso, dado
las profundas investigaciones y libros al respecto y que dan cuenta de la
usurpación a precio de huevo de las riquezas y el patrimonio material de
nuestro país, que la periodista María Olivia Mönckeberg ha testimoniado en sus
libros de investigación “El Saqueo de los Grupos Económicos al Estado
chileno”, (2001), o en “El negocio de las universidades en Chile”,
(2007), que, al decir de la autora, han sido obras silenciadas y censuradas por
el duopolio mediático de los Edwards y Saieh.
Álvaro Saieh, a la fecha la cuarta mayor
fortuna de Chile según el ranking Forbes, se ha posicionado como uno de los
mayores financistas de la política desde que entrara en vigencia la ley (año 2003)
que regula el financiamiento y donaciones a campañas políticas en elecciones.
Así, por informaciones derivadas de solicitudes de beneficios tributarios después
de tres elecciones (2005, 2009, 2013), se ha constatado la donación para tales
efectos al mundo de la política de nada menos que… ¡1000 millones de pesos
anuales!, y que denotan, según artículo publicado en el medio electrónico El
Mostrador, que Saieh entendió, como pocos empresarios en el país “el poder
de la influencia y el papel que juegan los medios de comunicación en la
construcción de la realidad social y política”, y que no es otra cosa que
la cooptación que hace la élite empresarial a la clase política de nuestro país,
subordinada a los intereses de esta casta. Qué mejor ejemplo de ello el recordar
quiénes han ocupado cargos en el comité editorial de La Tercera en estos
últimos dos decenios, y que dan cuenta de la participación de personeros de un,
aparentemente, variado espectro de lo
que se denominó duopolio político, los dos conglomerados que han gobernado el
Chile post dictadura, desde los UDI Jovino Novoa y Ernesto Silva, el actual
Intendente RN de Santiago, Felipe Guevara- que se ha hecho tristemente célebre
por sus estrategias de copamiento territorial para impedir la movilización del
pueblo, con cientos de policías en las calles que nos recuerda los más aciagos
días de la dictadura y que ya ha costado dos víctimas y centenares de heridos-,
hasta conspicuos miembros de la
Concertación de Partidos por la Democracia, devenida después en Nueva Mayoría,
agrupación que vive una irreversible agonía, tales como Osvaldo Andrade (PS),
Gutemberg Martínez (DC) y Ricardo Lagos Weber (PPD).
La adquisición de la obra, no deja de tener
ribetes de intriga pura, casi novelescos, que nos recuerda el negocio que hizo
el mercader y actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, en la adjudicación
del negocio de las tarjetas de crédito (Bancard). En este caso, Saieh, que
pertenecía a la junta directiva del Museo Metropolitano de Nueva York (MET
Museum)- otros de sus logros, producto
de su actuar dadivoso con instituciones culturales del mundo después de amasar
su colosal fortuna-, renunció a su cargo en esta institución que planeaba
adquirir la obra en una determinada cantidad, y le asestó un golpe ofertando el
triple del valor de la pintura, para incorporarla a su sorprendente colección
privada Alana, que mantiene en su domicilio de Manhattan, Estados Unidos.
Pero esta historia parece que no tendrá un
buen final para estos “emprendedores”, toda vez que el Ministerio de Cultura de
Francia prohibió la salida del país de la pintura y manifestó su interés en
comprarla. Tras el parecer de la Comisión Consultiva de los Tesoros Nacionales,
ha firmado un decreto “rechazando el certificado de exportación”. De esta
manera, el burlador del Museo Metropolitano de Nueva York, en esa arista de
codicia artística, parece haber sido burlado al igual que el nombre con que se
titula la mencionada obra, de ese Cristo que con esta resolución parece
decirle: Devuelve ese dinero al pueblo de Chile; a sus jubilados, a sus
enfermos, a los que se endeudan para estudiar, a los que les han quitado las
esperanzas, pueblo que hoy se levanta y lucha
por un Chile más justo y solidario, consciente de que el país saqueado,
ya no resiste nuevas humillaciones.
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