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ARPILLERAS: FOTOS DE MEMORIA HISTÓRICA


Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 25 julio 2018

La Colectiva Arpilleras por la Memoria montó una exposición con 20 de sus creaciones, como una forma de difundir el trabajo que llevan desarrollando desde hace algunos años en el rescate de la Memoria Histórica. La temática plasmada sobre las telas dice relación con los diferentes  Sitios de Memoria de Valparaíso, es decir con los múltiples espacios que fueron utilizados por las Fuerzas Armadas y los aparatos de seguridad como centros de  detención y tortura desde el golpe de estado en adelante.
Como manifestó Dana, integrante de la Colectiva: “las arpilleras son una demostración de creatividad y arte popular que tienen el objetivo de denunciar situaciones y no se trata de que las tengamos confinadas entre los muros de nuestro taller. Es por esta razón que debemos salir a mostrarlas y hoy hemos querido exponerlas acá”.


El grupo de arpilleristas en conjunto con el Comité Cultural del Hospital de Peñablanca organizó esta exposición, la que fue montada ayer martes 24 de julio en un salón del Pabellón de Tratamiento y Rehabilitación de alcoholismo y drogadicción del Hospital.
Con un pequeño acto artístico cultural al que asistieron funcionarias y funcionarios del Hospital, como también un grupo de pacientes, mujeres que están internas en este recinto de rehabilitación, se inauguró la exposición de Arpilleras.


A nombre del Comité Cultura del Hospital de Peñablanca, Velia Vergara, Auxiliar de este recinto asistencial,  expresó: “La idea de realizar esta exposición acá es abrir una ventanita que nos permita mirar más allá de los muros de donde trabajamos, para abrir la mirada hacia otros temas y creo que esta exposición nos enriquecerá, ya que al mirarla nos produce muchas y variadas emociones.”






Después de esta pequeña introducción, a través de la cual se dio por iniciada la ceremonia, un cantautor de la comuna, de nombre Veliaskov, interpretó algunas hermosas canciones.
Quienes asistieron a este encuentro pudieron observar las distintas arpilleras desplegadas sobre un par de cordeles y sujetas a ellos por pinzas de madera, las que con coloridos trozos de género daban forma al Cuartel Silva Palma, la Cárcel Femenina de El Buen Pastor, el Buque Escuela Esmeralda, la Escuela Barros Luco y los Barcos Lebu y Maipo, recreando de esta manera imágenes de  situaciones ocurridas en los distintos lugares allí graficados.
La compañera Dana, integrante del   Taller de Arpilleras por la Memoria, al hacer uso de la palabra manifestó :  “Con las arpilleras mostramos crudas realidades, pero lo hacemos en una forma un poco más suave y que, aunque puede parecer ilógico, lo hacemos con trabajos coloridos y bonitos. No son lo mismo que una fotografía real o un video, pero muestran de una forma distinta lo que en verdad ocurrió.”

Durante su intervención, Dana leyó un texto escrito por María Alicia Salinas, ex Prisionera Política del Centro de Detención y Tortura Tres Álamos,  fundadora del Taller de Arpilleras, en donde la autora parte formulándose la pregunta “¿Por qué las arpilleras?”, para manifestar:
“Es un homenaje a nuestras familias que nos acompañaron. En la prisión política, además de nosotras, estaban nuestros familiares, nuestras madres y hermanas, nuestras tías y primas, la cuñada, la señora, en fin, todas quienes nos visitaban y acompañaban.
ELLAS NO BORDABAN, ELLAS HACÍAN ARPILLERAS. 
Eran arpilleras de denuncia. Denunciaban fábricas cerradas, la represión que se vivía, y muchas otras cosas (…) A nosotras nos pareció que era un digno homenaje a nuestros familiares hacer un trabajo de arpilleras tal como ellas las trabajaban. Decidimos trabajar la MEMORIA con las arpilleras (…) Las arpilleras surgen en el año 1974, cuando estando nosotras detenidas, nuestras madres, nuestras compañeras, las esposas que andaban buscando a sus maridos, tuvieron que resolver algunos problemas económicos, ya que muchas eran jefes de hogar, y también tuvieron la necesidad de contar lo que estaba pasando, y ellas empezaron a hacer las Arpilleras y les llamaban “Las Fotos”…Eran fotos de la realidad…”

El acto continuó con la intervención de Viviana, una joven integrante del Taller quien leyó diferentes pasajes relativos a reflexiones escritas por ella bajo el título de “Hijas de la Memoria”, motivada por su participación en la confección de arpilleras.                                                                       Algunas de las frases registradas fueron: “ El grupo en general está compuesto por mujeres que podrían haber sido mis madres o mis abuelas. Mi primera sensación fue que al estar con ellas ahí era recobrar tardes con mi abuela Tita (…) Las primeras veces cuando escuché sus historia rompía a llorar, pero después entendí que este sería un proceso de reconocimiento, de re-visar los tiempos de los setenta, cuando nací.(…)  Los paños de mis compañeras hablaban de tortura, desapariciones y muertes, de derechos sociales y de los niños.(…) Hacer Memoria es recordar, recordar viene de recordis, que es pasar por el corazón…”

Después entregó su testimonio Alicia, ex Presa Política e integrante de la  Colectiva de Arpilleras por la Memoria para manifestar:
“Voy a hacer un pequeño recorrido por mi historia a través de las arpilleras. Yo fui militante del MIR y  Presa Política. Esta es la arpillera que hice, en ella estoy representada con una blusa floreada y esa mujer resistente que aparece ahí nunca se humilló, nunca dejó de existir en ese minuto, en ese instante de dolor, cuando tenía 22 años. Ahora tengo 67 y sigo adelante resistiendo y denunciando las injusticias. La mujer de la arpillera representa a muchas otras mujeres que pasaron por el Cuartel Silva Palma. Esa es la Memoria que recojo, que muestro y que me da fuerzas.”
Desplazándose desde un extremo al otro en donde están colgadas las arpilleras, Alicia explica que ese pequeño recorrido que hace hoy al interior de la sala es “su propio viaje por la historia, por la memoria”, y continúa expresando:

“Esta es la Cárcel de Mujeres Buen Pastor en Valparaíso. Acá empezaron a llegar mujeres que habían estado detenidas en el Lebu en octubre del 73. Yo llegué a fines de febrero dl 74 y estuve dos años detenida. En la arpillera aparece una monja, porque la Congregación Buen Pastor estaba a cargo de este centro de detención. Aparece también el custodio en uniforme militar y dos niñitas que nacieron en la cárcel: Laura y Paloma. Entonces en este pequeño viaje entre estas dos arpilleras está la historia, la Memoria, no sólo mi historia, sino la de miles de mujeres. Por eso es importante no olvidar.”

El grupo de mujeres formado por las pacientes del centro de rehabilitación escucharon con mucha atención los testimonios y sus miradas reflejaban la emoción que estas íntimas revelaciones les provocaba. Se produjo un diálogo muy interesante entre Alicia y una de las pacientes, el cual reproduzco a continuación:
La primera de estas mujeres expresó: “No viví esa época, yo nací en el golpe de estado, pero mi abuela y mis tíos sufrieron con eso y también tengo un familiar que todavía vive en el extranjero. Uno nunca olvida las cosas, tiene memoria, y quisiera preguntarle a Alicia si aprendió a vivir con su pasado…”
Alicia responde: “Yo pasé por una etapa de dolor, de llorar, de ir al sicólogo y estoy en terapia hasta ahora. Participo en un Taller de Memoria Histórica en donde hacemos homenajes a Detenidos Desaparecidos y muchas otras cosas. Yo no vivo con los recuerdos, trabajo con los recuerdos, trabajo con la Memoria.”

Interviene nuevamente la paciente que comenzó este diálogo para agregar: “Acá nosotras somos mujeres que no pasamos por eso de la dictadura, pero también cargamos dolores, maltratos de tu pareja, maltratos de la sociedad, entonces tu ejemplo de vida nos dice que también se puede vivir y salir adelante con un pasado doloroso.”
 Alicia le expresa: “Pienso que tú te tienes que motivar por cosas que quieres saber y seguir caminando. Yo no puedo decir que “esto no me pasó”. Tienes que aprender de eso mismo, pero seguir mirando hacia adelante, porque eso te motiva, te da fuerzas para poder sanarte…El maltrato y la discriminación sigue presente hoy día con los Mapuche, con los pobres, con los migrantes, con las mujeres, con los jubilados, etcétera.”
La paciente concluye su intervención manifestando: “La verdad que estamos muy agradecidas por tu valiente testimonio y pienso que  el consejo más importante que nos has dado es el de seguir caminando, para salir adelante con nuestras vidas.”
Tres mujeres del grupo de pacientes del Centro de Tratamiento y Rehabilitación piden también  hablar para dar sus testimonios:
“Me acuerdo que para el 73 tenía 8 años y veía a mi papá como desesperado moviéndose para uno y otro lado y es año yo quedé sorda en un accidente.”, dice la primera de ellas, mientras la segunda manifiesta: “Yo me recuerdo que el 73 llegaron los militares y sacaron a toda la gente del barrio. Separaban a los niños de las mujeres y los hombres. Yo vi como fusilaron, también como cargaban camiones para la morgue. A mis Papás se los llevaron presos. Estuvimos un mes sin Papá ni Mamá, eso hicieron y estos trabajos que mostraron aquí me lo hizo recordar.”
La última de las pacientes tomó la palabra y expresó: “Quiero darle las gracias a la señora Alicia, porque con eso que habló de las fotos que nos mostró y nos contó su historia, a nosotros nos da más fuerza para seguir adelante, porque también tenemos un pasado doloroso, un pasado oscuro, pero así como usted fue valiente, nosotros también vamos a poder salir adelante.”
Velia Vergara, funcionaria del Hospital e integrante del Comité de Cultura, visiblemente emocionada por el especial momento vivido a través de este pequeño conversatorio, les manifestó  a las pacientes : “Yo las admiro a ustedes al contarnos parte de sus historias, porque ustedes son mujeres valientes, son guerreras y van a salir adelante. Ahora que he escuchado vuestros testimonios  estoy más convencida que nunca que llevarán adelante con éxito su proceso de rehabilitación.”
Como la propia Velia había expresado al dar inicio a esta ceremonia, con la inauguración de la exposición de las Arpilleras se abrió una ventanita que permitió “mirar otros temas más allá de los muros del Hospital”, lo que se tradujo en la práctica en un fructífero y luminoso intercambio de testimonios y reflexiones.




  

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